Rompiendo mitos

Por Guillermo Bell - Presidente ejecutivo
13 diciembre 2019

Según la mayoría de manuales, la filosofía nace en el siglo VI a. de C. cuando el ser humano comienza a explicarse los sucesos que pasan en la naturaleza y en su mundo por medio de la razón y deja de hacerlo a través de mitos, héroes o historias sobrenaturales. Es lo que se conoce como el paso «del mito al logos», el paso de explicaciones arbitrarias a explicaciones lógicas y racionales. Hasta ese momento, por ejemplo, la sociedad griega explicaba el origen del universo y del mal en el mundo a través del mito de Prometeo y de Pandora: Prometeo, uno de los titanes del Olimpo, al ver que el hombre era un ser mucho más débil que la mayoría de animales superiores, robó a Zeus el fuego y se lo entregó dándole así una habilidad técnica única para que pudiera dominar a la naturaleza. Zeus, enfadado por el robo y temeroso de que el hombre pudiera hacerse demasiado poderoso, creó a Pandora, la primera mujer, que entregó a Prometeo, y que llevaba una caja que encerraba todas las desgracias que sufriría la humanidad a partir de entonces. Esta explicación fue sustituyéndose poco a poco por interpretaciones más racionales que a lo largo de los siglos han llegado hasta el «Big Bang», la teoría de la evolución, la genética o la neurociencia moderna.

El problema fundamental es que nunca acabamos de cerrar ese paso del mito al logos. Todavía hay millones de personas en todas las sociedades, por avanzadas que sean, que siguen acudiendo a explicaciones mitológicas para dar cuenta de cuestiones que ya tienen una explicación racional, lógica, basada en datos objetivos. En EEUU sigue habiendo millones de personas que defienden el creacionismo, por ejemplo. Y en España seguimos escuchando a «coaches» muy reconocidos diciendo que dedicando 10.000 horas a cualquier actividad, cualquiera de nosotros se puede convertir en un Mozart o en un Rafa Nadal…

Pero los mitos no se quedan en explicaciones de temas más o menos trascendentales como esos. Están instalados en nuestra vida cotidiana, tanto personal como profesional. Y el mundo de la atención profesional a personas vulnerables no es una excepción:

  • «Hablar del suicidio incita a más personas a suicidarse»
  • «Cuando sufres un daño cerebral ya no te recuperas»
  • «La sexualidad es cosa de jóvenes»
  • «Si vive en la calle es porque quiere»
  • «La rentabilidad económica está reñida con la calidad del servicio en cuestiones sociales o sociosanitarias»
  • «Si se legaliza la eutanasia empezaremos a matar a los pacientes más molestos o que cuesten demasiado dinero a la sociedad»
  • «La discapacidad intelectual es una enfermedad»
  • «Debemos frenar la inmigración porque los inmigrantes nos quitan nuestro trabajo»
  • «Ni yo ni nadie de mi entorno conozco a ninguna mujer de la que hayan abusado sexualmente»
  • «La educación social es cosa de barrios marginales»
  • «Las personas con enfermedad mental tienen que estar ingresadas porque son violentas»
  • «Las empresas privadas no tienen cabida en el desarrollo de servicios sociales»

¿Cuántas veces hemos oído frases como las anteriores? Muchas. Incluso es posible que muchos de nosotros las hayamos dicho en más de una ocasión. Todas ellas tienen en común una cosa: son mitos. Ideas preconcebidas, subjetivas, arbitrarias, con una carga ideológica que elimina a la lógica o a la razón de la discusión. En definitiva, son frases que no son verdad aunque para muchos puedan parecerlo. Para quienes defendemos como valores de nuestro trabajo la profesionalidad y el respeto es una obligación que luchemos por romper estos y muchos otros mitos similares con los que tenemos que convivir en nuestro trabajo diario. Mitos sobre el ictus, sobre las personas sin hogar, sobre la eutanasia, sobre la discapacidad, sobre el suicidio, sobre la inmigración, sobre la violencia sexual, sobre las personas mayores, sobre la educación social, sobre la enfermedad mental, sobre la infancia, incluso sobre la relación entre la empresa privada y los servicios sociales.

En Grupo 5 estamos comprometidos con nuestro trabajo en favor de mejorar la calidad de vida de las personas vulnerables de nuestra sociedad. Por eso queremos poner nuestro granito de arena en la tarea de intentar romper mitos como esos. Porque mantenerlos nos impiden desarrollarnos y progresar hacia una sociedad más inclusiva, más justa y sobre todo más libre. Con ese objetivo hemos diseñado nuestro calendario 2020 que lanzaremos la semana que viene y que hemos llamado «Rompiendo mitos». ¿Te sumas tú también a este compromiso?

Un comentario en “Rompiendo mitos”

  1. Ali dice:

    Estoy totalmente de acuerdo con lo que he leído.

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