Hoy comenzamos una nueva andadura desde El Hayedo, superamos nuestros muros y abrimos una ventana a las redes sociales para conocer y que podáis conocernos un poco más.
Y lo hacemos en primavera para acompasar nuestro crecimiento al de las plantas de nuestro patio, al de las verduras de nuestro huerto y al igual que ellas romper la dura corteza que deja el invierno en la tierra para llenarnos de momentos y de vida.
Nuestro invierno, el de todos, ha sido duro, puede que comenzase a destiempo y que se extendiese mucho más allá de lo que abarcaría la propia estación.
Coincidiendo con la primera luna de marzo del 2020, esa que llaman “de gusano” y que anunciaría el despertar de la naturaleza pero que en esta ocasión nos sumió a todos en una pesadilla que cambió nuestra forma de vivir, de sentir, de relacionarnos; en la que los abrazos se sustituyeron por dos metros asépticos de distancia y las sonrisas dejaron de ser visibles bajo las máscaras que se hicieron necesarias.
Nuestro último invierno, el de todos, duró algo más de un año y nos obligó a hibernar bajo el peso de los números, las cifras, las estadísticas, las resoluciones, los decretos y del miedo, de los miedos mejor dicho, pero que nos sirvieron para reflexionar, para repensar modos y formas de intervenir, de relacionarnos, dejando atrás (o intentándolo al menos) formas atávicas de ser, de funcionar, de entender las intervenciones y las relaciones, para reclamar nuestro espacio, el de la discapacidad intelectual tal cual, sin más apellidos y poder reclamar su espacio (justo) de normalidad, de independencia, de integración, de opinión personal, de gustos individuales, de voz propia sin ambages.
Quizás en nuestro caso sí hemos salido mejores, más fuertes de esta situación que aún no se ha ido, mejores en cuanto a nuestra identidad, en cuanto a nuestros derechos, mejores a reclamar nuestro espacio en la sociedad, mejores como personas, las personas que de manera individual habitamos o trabajamos detrás de esta ventana a la que tú ahora mismo te acabas de asomar.
Seguimos creciendo… ¿nos acompañas?
Enhorabuena a todos por el trabajo en estos meses duros. A pesar de los miedos, las personas a las que atendemos siempre nos han sorprendido.