Las personas con demencia sufren de desorientación como uno de los principales síntomas de la enfermedad. Esto implica limitaciones para establecer una relación entre la representación interna de un individuo y el mundo externo en los ámbitos espacial, temporal y personal.

Desde el CRE Alzheimer hemos colaborado en las jornadas sobre “Desaparición de personas con Alzheimer” con el objetivo de concienciar a los familiares de personas con demencia acerca de este síntoma, a través de la información y prevención.

Resulta especialmente relevante tomar conciencia de que la desorientación puede estar vinculada a la persona, el tiempo y/o el espacio. En función del estadio de la enfermedad, vamos a ir encontrando dificultades de forma progresiva en todas las esferas, que limitan cada vez más la autonomía y funcionalidad de las personas con demencia.

En estadios iniciales suele deteriorarse en mayor medida la orientación en tiempo, y en algunos casos puede añadirse la dificultad para orientarse en espacios poco habituales. En un estadio moderado encontraremos mayor dificultad para orientarse en entornos de uso frecuente y por último aparecerá la desorientación en persona en los estadios más avanzados de la enfermedad.

La desorientación es un síntoma fácil de identificar cuando está establecido, sin embargo, no podemos determinar el momento en el que se va a producir, lo cual puede implicar un mayor riesgo de que la persona se pierda. Además, supone una sobrecarga en los cuidadores al tener más necesidad de supervisión y acompañamiento.

Es por ello que se proponen algunas estrategias de prevención que pueden ayudar a mejorar la orientación de las personas con demencia y paliar los efectos negativos de las mismas:

  • Informar a la persona con demencia con datos en relación al día, mes, año, hora, estación del año, etc.
  • Tener accesibles calendarios y relojes en el domicilio que la persona con demencia pueda consultar.
  • Evitar entrar en conflicto o rebatir ideas erróneas de la persona con demencia.
  • Fomentar hábitos y rutinas estables.
  • Generar adaptaciones en el hogar que permitan una mayor accesibilidad cognitiva.
  • Utilizar dispositivos de geolocalización que permitan localizar a la persona con demencia en tiempo real.
  • Promover un entorno con objetos personales y significativos.
  • En caso de que no seamos capaces de localizar al usuario, avisar a los servicios de emergencias lo más rápido posible.