En 1950, la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas decidió que cada 10 de diciembre se celebraría el Día Universal de los Derechos Humanos, para que todos y todas podamos recordar la importancia de conocer nuestra protección ante determinadas situaciones.

Y aunque tenga un día en particular, no debemos olvidar que todo aquella intervención o acción con otras personas o con uno y una misma, tiene que estar adscrito a esos derechos y libertades.

Porque los Derechos Humanos nos pertenecen a todos y todas.

Porque no es solo una palabra bonita a la que recurrir para adornar nuestro discurso.

Porque vemos que todavía no ha calado lo suficiente en la sociedad y que es una palabra que se queda completamente destapada en algunas regiones y países.
Porque en momentos de crisis, como ha sido la crisis sanitaria de este año, hemos visto como “derechos” “humanos” comenzaban a dividirse. Más aún si se trataba de personas en situación de vulnerabilidad, quienes ya de por sí tienen que cargar cada día estas palabras.

Porque desde su artículo 1 “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.”; hasta el artículo 30, “Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración”, son unas declaraciones rotundas hacia el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales y propios de las personas.

Y de nosotros depende crear este entorno en el que los seres humanos vivamos dignamente en un entorno de libertad, justicia y paz. Comenzando desde la anulación de toda aquella actitud degradante, discriminatoria, ofensiva o desfavorable hacia alguien por razón de raza, sexo o cultura, hasta lo que repetimos continuamente en Grupo 5, el cambio de mirada hacia el otro, para dejar de tener falsas creencias, estereotipos y mitos que no sitúan en una situación de superioridad frente al otro.

Desde todos los centros de Grupo 5, así como desde todas las actividades internas y externas que desarrollamos, y desde la Responsabilidad Social Corporativa que venimos trabajando, nuestro fin es crear objetivos de inclusión social hacia las personas, persiguiendo la desigualdad social, la exclusión y en el otro vértice, buscando por esa garantía y apoyo de los derechos y libertades de las personas.
Seguiremos cada 10 de diciembre. Pero los perseguiremos día tras día.