Este pasado martes nos reuníamos en Fundación Afi con el fin de generar un encuentro donde debatir acerca de las realidades y necesidades de los cuidados de las personas desde la doble perspectiva: desde la atención a las personas en situación de vulnerabilidad, y en cuanto a la figura del cuidador o cuidadora.  

El envejecimiento poblacional, los problemas económicos, y la necesidad de hacer frente a situaciones de emergencia, plantean nuevos retos a la hora de cubrir y garantizar la adecuada cobertura de estos servicios fundamentales  

“Nueva economía de los cuidados” nos trajo varias reflexiones gracias a Guillermo Bell, presidente ejecutivo de Grupo 5; al director general del IMSERSO, Luis Alberto Barriga; a Juan Ignacio Vela, presidente de LARES; y a Santiago López, presidente de Plena Inclusión; acompañados de la moderación de Adriana Scozzafava, directora general de Fundación Afi.  

Durante la sesión se trataron varios temas como la dignificación de los trabajadores, aquellos que cuidan, un concepto subrayado por Luis Alberto Barriga. Unido a esto, Juan Ignacio Vela, hacía constar que era necesario reconocer el cuidado, con todos sus vértices, ya que en el cuidado se junta la atención y una sensibilidad especial; es decir, profesionalidad y vocación. 

En este sentido, Guillermo Bell, dejaba claro que el fin que deben tener todas las empresas que se dedican al sector sociosanitario o de los cuidados debía seguir unas líneas claras: 

Trabajemos en visibilizar el trabajo de nuestros profesionales de atención directa; valoremos el impacto que tiene nuestro sector; difundamos el trabajo de los cuidados; y pongamos la economía de los cuidados en el centro de la sociedad. 
Además, innovemos en modelos de atención y copiemos, mejorándolos en la medida de lo posible, modelos que funcionan. Es fundamental la innovación, porque las personas que cuidamos ahora no son las mismas ni tienen las mismas necesidades que hace 50 años, ni serán las mismas en 50 años.  

Entorno a estas ideas, se dibujó un diálogo social y territorial que debe poner las bases en dicha economía de los cuidados, y que sirva para acometer un gran pacto social entre lo público y lo privado que permita cubrir la demanda creciente de cuidados y cuidadores en los próximos años.  

Santiago López, nos lanzaba la idea de repensar un nuevo concepto que vaya más allá del cuidado y de la figura de cuidado que conocemos, pues, esa persona, también es la figura de facilitador, de aquella persona que ayuda a la independencia de la persona atendida, pues eso también es cuidar: dar una atención completa para la autonomía de la persona.  

Con todas estas condiciones, redefiníamos en poco tiempo un nuevo modelo cuya base se centra en la profesionalización. Esta profesionalización mejora la calidad y hace más eficiente el sector, ayuda a reducir las desigualdades salariales, territoriales y de reputación. 

Además, se señaló la posibilidad de que los fondos de resiliencia y recuperación sirvan para redefinir ese nuevo modelo de economía de los cuidados, sostenible y eficiente en el uso de recursos, e insistieron en la necesidad de la colaboración público-privada. 

Y es que la colaboración público – privada es esencial para avanzar en los modelos de atención. Por un lado, lo público, tal y como señalaba Luis A. Barriga, “es fundamental para la garantía de los derechos de las personas, para establecer los requisitos mínimos de derechos como ciudadanos de pleno derecho y de garantía de acceso a los recursos”. Pero, para precisamente hablar de modelos sostenibles y eficientes, tal y como señalaba Guillermo Bell, “las empresas privadas son una condición necesaria en los modelos del tercer sector para el sostenimiento de la red: solucionamos problemas de las administraciones públicas con rapidez, a costes más bajos, podemos gestionar los contratos de personal de una manera menos compleja, e invertimos y arriesgamos. Y el resultado es claro y lo pudimos comprobar con el Informe de Afi: generamos riqueza económica y social”. 

Para terminar, no se dejó de lado el papel de la mujer en los cuidados. Un papel que es mayoritariamente femenino y se subrayó la necesidad imperiosa de cambiar esas creencias estructurales para que el perfil masculino, cada vez mayor en esta profesión, siga aumentando o iguale al femenino, haciendo un trabajo de conciencia y de desarrollo de acciones por parte de entidades, administraciones y sociedad.  

Entender que los cuidados deben ser sostenibles y eficientes en el tiempo es primordial en una sociedad que cada vez vive más y en el que los problemas económicos y situaciones de emergencia están cada vez más presentes. Y el compromiso de las empresas del tercer sector es recoger todas aquellas fórmulas que nos permitan dar siempre la mejor atención a las personas, porque ese es nuestro fin.