Polo: “cada uno de los extremos del eje de rotación de un cuerpo que rota (planeta, satélite, ¿persona?)”.
No tenemos datos claros sobre cuántas personas hay con Trastorno Bipolar en nuestro entorno. Se estima que entre el 1% y 1,5% de la población tiene el problema. Es decir, entre 700.000 y 715.000 personas en España puede tener Trastorno Bipolar. El Trastorno Bipolar es uno de los más diagnosticados en la psiquiatría. Incluye una compleja mezcla de factores biológicos, cognitivos, conductuales, emocionales e historia biográfica. Tradicionalmente a las personas que lo padecen se les ha denominado de manera horrible “maniaco-depresivas. Pero en realidad hay más que eso. Hay una mezcla de depresión, hiperactividad, ansiedad, irritabilidad, tristeza o incluso psicosis. Puede haber cambios más o menos rápidos en el ánimo, la autoestima, la energía, las relaciones, los proyectos que se emprenden, los ciclos de sueño, la alimentación, los horarios… Casi nada se queda fuera. Las áreas de vida quedan afectadas. La idea de quién eres y quién puedes llegar a ser se disloca. Pensamientos íntimos sobre la valía personal, el futuro, las ideas de grandeza, se suceden con otros de incapacidad, estigma, culpa, fracaso, vergüenza y locura.
Por eso este problema está entre los denominados trastornos mentales graves. Se sitúa entre la esquizofrenia, la psicosis y la depresión. Con tasas de intentos de suicidio muy altas, entre 32% y el Tel 35% de personas con el problema han tenido intentos de suicidio.
Y no hay que caer en reduccionismos. El Trastorno Bipolar no sólo es una enfermedad, un problema psicológico o un problema de hábitos sociales o vitales. En la literatura menos científica también se ha equiparado con rasgos o estilos de genialidad, creatividad e ingenio. La realidad es que es un problema grave. Puede llegar a un 10% del total de personas con un diagnóstico de Trastorno Mental Grave o Severo que generan Discapacidad..
Pero hay esperanza. Hay tratamiento farmacológico, hay terapias psicológicas y la mejora en los hábitos de salud son llaves que abren umbrales de esperanza. Cada persona es un mundo y el tratamiento adecuado es único e irrepetible, como lo son las personas, sus relaciones, emociones, hábitos, creencias personales y sus contextos de vida.
La medicación es imprescindible. La información es poder. Aprender a detectar y prevenir las recaídas es un bote salvavidas. El control del estrés personal y ambiental y las técnicas de relajación o meditación protegen de la vida cotidiana. Los hábitos y ocupaciones saludables ayudan a llevar una vida más plena. Combatir las ideas de culpa, vergüenza y suicidio previene la desmoralización y la pérdida de valor personal. La intervención familiar evita los juicios inadecuados, mejora la comunicación y el afecto de los iguales. Y el apoyo social de los demás ayuda a tener una visión más optimista del mundo y previene la estigmatización.
Lograr que las personas con Trastorno Bipolar reciban los tratamientos adecuados y basados en la evidencia ayuda a que los polos se equilibren y a ganar en derechos y en calidad de vida.
Bien visto; «uno por uno».
La escucha activa y personalizada, evita cometer errores endémicos, tales como estandarizar en «perfiles», generalizaciones, patrones de conducta, etc…
Gracias al foro por esta, y por tantas otras publicaciones.
Saludos.
Gracias M.Cruz por tu comentario. Y por lo de la escucha activa y personalizada.
Muchas gracias por el mensaje de positividad. Como persona con un trastrono bipolar solo puedo añadir a la frase «cada persona es un mundo»: conoce tu mundo. Desde mi experiencia, viajar a tu mundo interior puede acarrear consecuencias graves cuando uno lo hace de forma no supervisada por profesionales psicosanitarios (psicoteraupetas o psicologos, coaches abstenerse). Así pues, conoce tu mundo porque nadie puede conocerte mejor que tu mismo.
Abrazos
Cuál es el origen de esos datos y estimaciones?
El concepto maníaco – depresivo no es de origen médico-científico? No sería la construcción social posterior la que le dió el significado negativo? Aunque es verdad que la medicina y la ciencia del siglo XIX tenían una carga moral muy alta.