Eva Bastida es la técnica de empleo del Centro de Rehabilitación de Fuencarral. Es una mujer tranquila, paciente y comprometida. En su trabajo y en la vida es un apoyo que juega con la firmeza y la flexibilidad. Pero, por encima de todo, es madre de su niña Tania.
Eva es licenciada en Periodismo. En tercero de carrera comenzó a dar clases de alfabetización a inmigrantes marroquíes y se dio cuenta que le gustaba ese tipo de relaciones porque eran directas, sinceras, sencillas «no tenías que andar con pies de plomo. Me empezó a gustar la relación de ayuda, me sentía cómoda, capaz». Cuando terminó la carrera quería trabajar en inmigración pero solo le salían trabajos de periodista, ya que justo coincidió con la época en que se empezó a profesionalizar el entorno de la intervención social. Durante 10 años estuvo trabajando como periodista. En este tiempo compaginó voluntariados, estudos de un máster de inmigración, un curso de la Cruz Roja y el curso de Formación Profesional de integración. Fue en las prácticas de FP cuando entró en contacto con la enfermedad mental, en concreto en el Centro de Rehabilitación Laboral de Vazquez de Mella, donde se quedó trabajando. Eva tenía 31 años y su orientación profesional estaba cambiando.
El contacto con Grupo 5
La primera vez que le hablaron de Grupo 5 fue en el curso de formación profesional. «Lo busqué en Internet y no tenía página web. Pensé, deben de ser cinco trabajadores. Cuando llegué al CRL me di cuenta qeu era más grande la empresa y quizás, por el mundo del que venía, me sorprendía que no pudiera tener página web».
La entrevista de trabajo a Eva se la hizo Esther García, actualmente vicepresidenta de Grupo 5. Desde ese momento, la empresa ha crecido mucho, al compás del desarrollo de recursos de servicios sociales en la Comunidad de Madrid en la última década. Recuerda las aperturas de los nuevos ventros con mucha ilusión. «Era algo nuevo que empezábamos con mucha humildad, pero lo vivíamos como algo muy importante. Al principio éramos poco operativos, le dábamos vueltas a todo. Estábamos más pendientes de la imagen de fuera que de las oportunidades reales. Ahora todo ha cambiado, tenemos otra perspectiva». Durante ocho años Eva ha sido maestra de taller en un CRL y ahora es técnica de empleo. Un cambio duro para ella porque su puesto actual supone estar más próxima a las posibles frustaciones de las personas y «te sitúa en un punto intermedio entre muchos intereses».
Con creatividad y templanza afronta Eva su trabajo. Con eso y teniendo un teléfono, Internet y una amplia red de contactos. En este momento resalta la creación de Aldaba Centro Especial de Empleo. «Nos ha revolucionado a los CRL. Tiene una visión muy clara de cómo es un CEE y tiene a la vez un trato muy profesional y muy humano hacia las personas. Pero quizás lo más valorable es que no sólo emplean a las personas mejor preparadas, sino a todas las personas que están en condiciones de trabajar. No es una cuestión solo de resultados sino de empleabilidad».
Lo que más le gusta de su trabajo es la capacidad de las personas para salir adelante. Las historias de vida y la posibilidad de trabajar con ellas.
Un libro
Dos. Ébano, de Ryszard Kapuscinski e Historia de un alemán, de Sebastian Haffner.
Un viaje
«Que quiero hacer, a un país latinoamericano, por ejemplo Argentina o Chile. Que recomiendo, a una ciudad africana. El año pasado estuve en Etiopía acompañando a una amiga que iba a adoptar porque colaboro con una ONG de familias adoptantes y me encantó la experiencia».
Con esta ONG, BAI, este año ha conseguido organizar un hermanamiento entre el colegio de su hija y un colegio de Etiopía, una muestra más de su activismo social.
Un sueño
Un mejor reparto de los recursos, del agua, para que haya más desarrollo y no provoque subdesarrollo.
Compromiso, acción y templanza, Eva Bastida, la mujer que cambió el trabajo en un periódico de tirada nacional por un Centro de Rehabilitación Laboral en busca de las relaciones sinceras.