Hace unos meses hablábamos abiertamente en una jornada sobre los términos políticas sociales y ética. En ese momento estábamos convencidos de que no era un tema puntual, sino que iba a ser esencial.
El reciente panorama político, las diferentes visiones y alternativas, las reflexiones que surgen y las soluciones que se plantean nos dirigen a la búsqueda de la construcción de un nuevo contrato social.
Precisamente de ese contrato social hablaba Elisa de la Nuez, Secretaria general de la Fundación Hay Derecho, en “Repensando las políticas sociales”: La ética es fundamental en todas las políticas, pero más en las sociales porque se ocupan de las personas. Las políticas sociales van a ser una parte muy importante del contrato social. Ya no hay esa solidaridad que había antes entre ciudadanos, pero van a ser una parte muy importante, van a tener un futuro muy relevante. Nos jugamos mucho como sociedad.
La relación entre ética y política siempre ha tenido una conexión ineludible ya que atienden a un mismo fin: el bien. Además, la ética se concibe como un sustantivo de significado universal que alcanza -o pretende- a distinguir entre lo que está bien y lo que está mal.
Y aunque actualmente vemos la política cada vez menos ligada a la ética, en toda actividad de esta índole brota una rama sobre el comportamiento, la actuación y el cómo proceder. Así lo traslada Ramón Jáuregui, actualmente miembro del Parlamento Europeo, y con más de 40 años en política:
Entendemos social como una acción, una labor orientada a acompañar al otro. Y cuando hablamos de políticas sociales consideramos que contemplan una base ética que orienta hacia un código ético seguro, así como una solidez política que defienda la dignidad de aquellas personas que se agrupan en lo “social”. Y ahí, en realidad, formamos parte todos.
Las políticas sociales siguen unas estrategias en cuanto al alcance humano con objetivos enfocados a las necesidades sociales, pero sin perder de vista un desarrollo razonable. Pero ¿dónde se sitúa esa sostenibilidad? ¿y los medios que se utilizan para ello? ¿y los planes estratégicos? ¿y dónde se sitúa la economía en esta telaraña? ¿cuándo podemos decir que una institución o empresa genera unas buenas políticas sociales?
Y surge entonces otra trimurti: Empresa, ética y sostenibilidad.
La falta de ética está en la educación. Cuando un niño hace una travesura hay que enseñarle al niño porque no está bien hecho. Pero eso pasa en la comunidad de vecinos y empresas y la política; y aquí no tenemos referentes. Ganar dinero es ético. Lo que hay que ver es cómo se usa ese dinero y cómo se gana ese dinero.
No hay sostenibilidad económica para sostener la sostenibilidad social. Hay una falta de control de gastos. Pero además el estado no puede cubrir todo por lo tanto es necesaria la colaboración público – privada. Que el sector privado entre, es una necesidad. José María Gay de Liébana, Profesor Titular de Economía Financiera y Contabilidad en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona, rasgaba teorías sobre la vinculación de lo privado y lo público. Si bien la empresa privada suele regirse por un sistema de pérdidas, ganancias y beneficios, no conlleva una rivalidad con lo social, pero siempre hay que “prestar mucha atención para no crear una polaridad de unos y otros. A la gente hay que hacerse sentirse realizados y la falta de diálogo nos lleva a una situación vacua”.
Como punteábamos al principio de este artículo, la ética, la política (y podríamos introducir asimismo la acción social) tienen un fin: el bien. Pero ¿qué es el bien? Nos hacía cuestionarnos Cristina Díaz de la Cruz.
Y tras estas conversaciones nos quedan claras tres pisadas: metas comunes, conscientes y responsables.
Recordamos, una vez más, la importancia del civismo, pues cuanto más actitud cívica, más ética. Resonamos la política y la ética como la sensatez y la moderación de las diferentes formas de entender el mundo. Mencionamos – como evidencia- que todos formamos parte de la integración de la ética en los procesos políticos; y por supuesto en los que tienen que ver con lo social.
La ética es dar un sentido de actuación y conducta ante determinadas situaciones que conducen hacia un dilema, como puede ser el caso de políticas sociales, ya que, al tratar con personas, deben implicarse y reflexionar situando a la persona como principio moral, pero sin dejar de lado unas bases indiscutibles para poder hablar de políticas sostenibles y poder llevar a cabo soluciones y prácticas efectivas.
Reconozco que con esto de la Ética me siento muy perdida y necesito documentarme. Ética, políticas sociales, el bien común como finalidad, suena realmente interesante y hasta bonito.
Si desde mi ignorancia analizo la realidad con estos términos, así en abstracto, me encuentro ante un conflicto ético, dentro de la Ética, el «metaconflicto». Porque lo que yo puedo entender como bien común y el camino para ese logro puede chocar con la idea de otro que me puede parecer poco ético. ¿Es la Ética algo global con matices?, ¿lo que yo entiendo por ético ha de ser lo que entiende el otro y viceversa?, ¿hay tantas «éticas» como personas?, ¿se puede imponer?, ¿se puede llegar a consenso?…Creo que lo que no es ético, lo que no tiende al bien común, lo podemos tener claro a nivel global pero siento que la Ética, a veces, tiene matices como personas y somos millones…..no sé…no lo tengo claro, tengo mi propio conflicto ético con esto de la Ética….me parece algo de mucho trabajo, debate, el llegar a un consenso en cuanto a códigos y políticas siendo una sociedad tan heterogénea…ya es complicado en el día a día, a nivel «micro», si me pongo a pensarlo en nivel «macro» no creo que esto sea «flor de un día» …..¡¡¡Qué difícil!!….