Tres tés y tres cafés. Dos expertos, dos periodistas, una informática y un administrativo en torno a un tema: el sistema de protección a la infancia.
Comenzar la mañana cambiando ciertos roles o tratando temas que generalmente el horario laboral no permite, siempre es, cuanto menos, diferente e innovador. Los primeros en experimentar esa sensación han sido María Pérez, informática, y Carlos Araque, administrativo, que por un día se han sentido periodistas o, sin necesidad llegar a tanto: simplemente curiosos por un tema que coinciden en el mismo lugar y al mismo tiempo con las personas adecuadas: dos expertos del sistema de protección a la infancia. Una es Mercedes García, gerente de Servicios Educativos y Familiares de Grupo 5 y el otro Luis Martín, director del Centro de Atención a la Infancia de Carabanchel. Mientras tanto dos periodistas desde fuera observan como si se tratase de un grupo de discusión cómo transcurre la conversación en una sala de reuniones, pero propia de un ambiente más relajado, como de una cafetería.
«Cuando hablamos del sistema de protección a la infancia nos referimos a menores que se encuentran en situación de riesgo, es decir, en situación de desamparo de los derechos mínimos del menor.» Mercedes comienza a sentar la base de la reunión tras las preguntas de Carlos y María. Estos derechos se ponen de manifiesto en normativas legales como por ejemplo el Decálogo de los Derechos de Niño.
Pero… ¿De quién hay que proteger, cuál es el riesgo?
Quizás este fue el debate más intenso de la mañana y es que el imaginario de la llegada de Servicios Sociales para quitar un hijo/a a una familia es algo demasiado extendido. «No somos robaniños» explica Mercedes. «Velamos por la infancia que está en situación de riesgo porque sus familias en ese momento no se están haciendo cargo de las necesidades de los menores». «Pero esto no significa que nuestra primera acción sea la separación del niño o niña de la familia biológica. Nuestro objetivo es apoyar a las familias para poder mantener los cuidados que necesitan con la idea de preservar los menores con sus progenitores» aclara Luis.
Los expertos a continuación nos explicaron cuál era el proceso de entrada al sistema de protección. «Todos podemos denunciar algo. La vía es bien la policía, bien servicios sociales. Cuando llega la denuncia a nosotros, los CAI nos piden un informe de valoración de la situación del menor. Las familias no suelen tener conciencia del problema de su hijo o hija cuando entramos en contacto con el niño o niña y con la familia. Una vez que tenemos el informe de valoración se convoca una comisión de apoyo a la familia y se invita a todos los técnicos que conocen el caso (colegios, trabajador social, centros de salud…) y una serie de vocales fijos y es ahí donde se determina la decisión a tomar en relación al menor, siempre teniendo en cuenta que quien tiene la última palabra es la comunidad autónoma, ya que la protección a la infancia es competencia suya. Los menores pueden entrar en situación de tutela o guarda, la diferencia es que en esta última la patria potestad la continúa teniendo el padre o la madre mientras que en la tutela la tiene la CC.AA. Por otro lado, si la decisión es retirar, al menos momentáneamente, al menor de la familia, en España se establecen tres maneras: acogimiento en familia extensa (con familiares biológicos), acogimiento en familia ajena (en familia sin vínculo de sangre) o en centros de acogida. Los recursos se articulan según un protocolo de actuación.
El sistema de protección a revisión
Qué cosas mejoraríais del sistema de protección era otra de las curiosidades de María y Carlos. Cómo Mercedes y Luis ven desde dentro el sistema y si tiene algo que mejorar. El director del CAI 8 cree que el sistema está bien pensado pero quizás la burocracia sería algo a modificar, ya que implica que el tiempo se alargue y que menores pasen demasiado tiempo, por ejemplo, en un centro de acogida llevando a una situación de maltrato institucional. «Creo que son importantes las medidas provisionales». Mercedes piensa que un inconveniente es la inexistencia de una ley estatal, lo que implica que no todos los menores tienen la misma atención. «La protección a la infancia es competencia de la Comunidad de Madrid en nuestro caso y cada ayuntamiento opta por dar determinados servicios o proyectos, que no son todos los mismos. Por ejemplo en Madrid (ayuntamiento) existe el Servicio de Educación Social para situaciones de los menores en riesgo leve o moderado, los CAI para riesgo moderado, grave o muy grave, los Puntos de Encuentro Familiar para facilitar las reuniones cuando existe una orden judicial, los Centros de Apoyo a las Familias, que intervienen precozmente para detectar posibles situaciones problemáticas y evitar que se agraven en el seno de la familia… pero no todos estos servicios están en otras CC.AA. o al menos no tienen el mismo nombre». Para Mercedes es esencial una buena coordinación entre las diferentes administraciones para racionalizar los dispositivos que existen y optimizar los servicios integrales que se ofrecen como centros de referencia y no dispersos. «De esta manera se facilitaría la labor de los grandes profesionales que están cada día a pie de calle. Por último, creo que hay una laguna en el sistema de protección y es la situación del menor cuando cumple 18 años. Considero que hay un vacío que habría cubrir por el bienestar de estas personas».
Mirando al futuro
En España en la actualidad se está intentando potenciar el acogimiento en familia ajena. Para ser posible familia acogedora hay que ofrecerse en la comunidad autónoma, nos comentan los expertos, pero también opinan sobre el modo: «La única manera de hacerlo más viable sería ir al modelo anglosajón, en el que el acogimiento se profesionalizara, es decir, se pagara a la familia». El objetivo en ajena es que hay que preservar el contacto con la familia biológica, porque el objetivo final es que vuelva a la familia. Por otro lado consideran necesario «tratar como igual a la familia ajena y extensa, porque a veces en extensa se da por hecho que al ser familia biológica se tiene que hacer cargo de la situación, pero resulta que tienen las mismas necesidades económicas».
Como profesionales es importante entender a las familias, hacer un trabajo de humildad y tener una mirada sin prejuicios, sin juzgar, porque no se trata de vigilar a las familias, sino de apoyarlas en el proceso, eso es el sistema de protección a la infancia, y para que sea efectivo, todos y todas tenemos la obligación de defender sus derechos.
Ana Lozano Cámbara Periodista