• El cuidado de la salud mental en personas mayores: la tarea pendiente de nuestra sociedad

Cuando se combinan en un mismo proyecto la salud mental y las personas mayores el estigma y el olvido son dobles. Si el estigma asociado al trastorno mental tiene consecuencias desmedidas sobre la persona estigmatizada, el desconocimiento generalizado aumenta cuando se pone el foco sobre las personas mayores que padecen enfermedades mentales. En este sentido, la atención psicosocial a este colectivo debe ocupar un papel prioritario en la sociedad y no residual. Grupo 5, en el marco de su compromiso de luchar contra la estigmatización hacia diversos sectores sociales, apuesta por la innovación, por el cuidado y por la puesta en valor de las personas mayores con trastorno mental dependientes en un centro específico.

  • La innovación y la autogestión como señas de identidad

Se trata de una residencia de mayores profundamente innovadora porque pone la salud mental y la autonomía del usuario en el centro. La residencia Grupo 5 Puerta de Hierro (c/ Vegafría, 2) se dirige a personas mayores de 65 años (algunos casos de menos edad) en situación de dependencia que presentan un trastorno mental grave. El centro dispone de 45 plazas individuales y dobles, pudiéndose ocupar de manera temporal y permanente, y ofrece servicios de alojamiento, de cuidado personal orientado a la protección y salvaguarda de la integridad personal y de atención sociosanitaria (psiquiátrica, psicológica, social, de enfermería y de rehabilitación) con el objetivo de garantizar el bienestar y la calidad de vida y cubrir de forma integral las necesidades de las personas que aquí residen. El personal de la residencia está conformado por una psicóloga, una terapeuta, un fisioterapeuta, dos enfermeros, dos cocineros y un equipo de auxiliares 24h, además de un psiquiatra que acude al centro una vez a la semana.

La distribución de residentes en las tres plantas se realiza en función de la dependencia real de los mismos y se apuesta por fomentar su autonomía en la medida de lo posible.

Las personas usuarias disfrutan de un extenso plan de actividades diarias, pero también forman parte activa de su propia cotidianeidad. A diferencia de otras residencias de mayores, tomar la iniciativa en acciones tan aparentemente sencillas como poner la lavadora y el lavavajillas o cocinar alguna comida alternativa al menú del día tienen un impacto positivo directo en la configuración de la rutina de los residentes.

  • La autonomía y la activación conductual: los pilares de la residencia

La esencia de la residencia Grupo 5 Puerta de Hierro pivota en torno a la autonomía y a la activación conductual. El plan de actividades abarca el día al completo (los residentes suelen despertarse a las siete de la mañana y dormirse a las once de la noche) y es multidisciplinar: comprende desde talleres de cocina, de gestión emocional o de estimulación cognitiva hasta sesiones de movilidad funcional, de fisioterapia o de psicología y paseos colectivos o planificación de ocio autónoma. Se fomenta la autonomía para las salidas independientes, así como promover la consciencia de su nutrición y su medicación.

  • La importancia de eliminar el estigma y desmontar el mito de la asociación del trastorno mental con el déficit intelectual

Más allá de los servicios, actividades e instalaciones con las que cuenta la residencia, resulta interesante detener la mirada en las personas que allí residen. El perfil de cada una de ellas es diverso y es necesario separar conceptualmente la enfermedad mental del mito o la etiqueta del déficit intelectual. La inmensa mayoría de las personas usuarias cuentan con gran formación profesional. Entre ellos, cabe mencionar que hay un físico teórico, una historiadora, una doctorada en filosofía o un escritor y poeta que ha realizado más de veinte publicaciones.

A diferencia de otras residencias que puedan trasladar una imagen de cierta tristeza o abandono, el centro de Puerta de Hierro alberga historias de vida en las que, aunque la enfermedad ha estado presente, ha habido un entorno familiar protector. Los y las residentes entran cuando no pueden recibir el soporte de recursos específicos del que precisan, pero los familiares siguen muy implicados en sus vidas.

  • El respeto a la identidad individual y la construcción de comunidad

Visitar la residencia Grupo 5 Puerta de Hierro implica adentrarse en una gran familia. A diferencia de otros centros en los que prima la independencia, resulta destacable la convivencia que se ha generado entre los propios residentes y entre los residentes y los trabajadores. La asamblea semanal es el espacio de escucha perfecto para debatir y tratar asuntos convivenciales, logísticos o de actividades, entre otros. El primer año de vida de la residencia se ha caracterizado porque se ha construido una auténtica comunidad y porque se han generado sinergias positivas, asertivas y de apoyo mutuo.

  • El seguimiento multinivel favorece la detección de brotes psicóticos

La residencia mantiene una coordinación multidisciplinar con el centro de día o profesionales privados externos que atienden a cualquiera de los residentes para garantizar que se trabaja en la misma línea. El seguimiento es continuo y holístico porque las posibles hospitalizaciones son traumáticas para los usuarios y se intentan evitar. De hecho, uno de los requisitos para que se produzca la entrada en el centro es mantener una cierta estabilidad. En edades avanzadas sigue existiendo la posibilidad de alteración psicopatológica y hay que realizar una supervisión constante. Así, resulta sencillo descubrir si algo no va bien y la intervención y posible derivación se lleva a cabo más rápido.

  • Un diseño que pone la dignidad en el centro

La residencia Grupo 5 Puerta de Hierro se diseñó arquitectónicamente como un centro bonito, que inspirase alegría y en el que los residentes se sintieran a gusto. Las zonas especializadas adaptadas se integran a la perfección en un conjunto moderno y cuidadosamente decorado con el objetivo de conformar un auténtico hogar. No solo importan los tratamientos, sino el entorno emocional. El equipo del centro genera todo tipo de retroalimentaciones positivas para que no se pierda la esencia del mismo: hacer casa y construir comunidad.

Cabe recordar, además, que la residencia se encuentra en un barrio residencial y que la relación con los vecinos es bastante buena. Al fin y al cabo, muchos de los residentes van a la farmacia, a la cafetería o a la iglesia, integrándose completamente en el barrio.