A la hora de abordar el desarrollo integral de un menor con diversidad funcional desde un Centro Específico de Educación Especial, es imposible hacerlo sin aunar tanto la parte educativa como la rehabilitadora; y a su vez, cada avance en el tratamiento será en vano si no se trabaja la tercera pata del proceso, la implicación de las familias, tanto en el trabajo con sus hijos e hijas, como con su propio desarrollo personal y emocional.

Trabajar, de manera coordinada, los tres aspectos, el educativo, el rehabilitador y el social, es uno de los objetivos que perseguimos desde el Colegio La Casita.

La fisioterapia se hace presente en todos los aspectos de la vida del alumno y alumna. Hay que tener en cuenta que, dadas las características del alumnado, el fisioterapeuta está integrado en el sistema educativo y no juega simplemente el papel de un terapeuta que aplica terapia física para prevenir o curar alteraciones del aparato locomotor o mejorar las secuelas de las afecciones del sistema nervioso. La figura del fisioterapeuta se ha convertido en un profesional más del equipo educativo, trabajando para mejorar la calidad de vida de los alumnos y alumnas y ayudarles en la interacción con el medio que les rodea y para conseguirlo, además de los tratamientos individuales, el departamento ha confeccionado una serie de programas de los que se benefician los alumnos. Dichos programas son: fisioterapia respiratoria, hidroterapia, defecación, control postural, bipedestación, mecanoterapia, masticación y deglución, kinesiotape, desarrollo motor a través de la WII, férulas y yesos.

En la piscina del colegio se desarrolla el programa de hidroterapia cuyo objetivo general es el de mejorar la calidad de vida del alumnado ofreciéndoles un nuevo medio donde ellos puedan desarrollar sus habilidades y reforzar el trabajo que se realiza en las sesiones individuales en el gimnasio. Los objetivos de dicho programa son muchos y muy variados: potenciar y desarrollar las capacidades físicas; la prevención y el tratamiento de alteraciones posturales; la mejora de las situaciones dolorosas y de rigidez articular; la estimulación sensorio motriz y disminución del tono muscular; la estimulación de la comunicación y mejora de la coordinación visomotora; el trabajo cardiorrespiratorio y fonador; el conocimiento del esquema corporal; la estimulación, el refuerzo del equilibrio y la coordinación dinámica; y mejorar el estado psicológico y emocional.

La Terapia Ocupacional promueve la salud y el bienestar a través de la ocupación, fomentando la capacidad de las personas para participar en actividades básicas e instrumentales de la vida diaria. En el caso de los niños y niñas, la participación en estas “ocupaciones”, puede verse limitada y restringida por diferentes factores, pudiendo causar problemas a lo largo de su vida. Una situación vital para un menor puede ser alimentarse, vestirse, cuidar de sí mismo, hacer amigos, explorar el mundo que le rodea o resolver con éxito situaciones planteadas en el entorno escolar. El terapeuta ocupacional (T.O.) interviene cuando el niño o niña tiene dificultades a la hora de realizar sus “ocupaciones” o cuando hay riesgo de que existan en el entorno escolar. En definitiva, el objetivo principal del T.O. en la escuela, es que el o la estudiante mejore el desempeño en las tareas y actividades curriculares, y de esta manera su funcionamiento escolar sea lo más exitoso y satisfactorio posible.

Todo este trabajo se lleva a cabo de manera transversal junto a los diferentes profesionales (tutoría y docencia, auxiliares técnicos educativos, enfermería y trabajo social) que colaboran, desde su campo de intervención, en el desarrollo de los procesos educativos y rehabilitadores de los alumnos y familias.