Define la RAE como soledad:
- f. Carencia voluntaria o involuntaria de compañía.
- f. Lugar desierto, o tierra habitada
- f. Pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de alguien o de algo
Nos quedaremos con la primera acepción que habla de la falta de compañía voluntaria o involuntaria, es decir, pone el acento el estar sin compañía (hecho objetivo) con independencia de si es deseada o no (hecho, a priori, subjetivo)
De esta definición podemos inferir que hay una soledad voluntaria, es decir, que la persona quiere estar sola y toma acción para ello; y una soledad involuntaria, en la cual la persona no quiere estar sola pero por determinados motivos y circunstancias se ve abocado a estarlo. Y ya fuera de esta definición, nos encontramos con un tipo de soledad que es igual o más devastadora que la no deseada y es la de carácter emocional, que es aquella que a pesar de estar acompañada siente profunda soledad al no experimentar aprecio, atención, reciprocidad y cariño.
La soledad en las personas mayores, generalmente, pertenece a esta acepción de soledad no deseada, o soledad emocional, porque el propio envejecimiento supone un cambio en nuestra relación con nosotros mismos y con el resto de la sociedad, y ello puede obedecer al propio proceso de envejecimiento en sí mismo y a la percepción negativa que tenemos de la vejez.
Envejecer es un hecho natural y por tanto, debiera verse como una etapa más en la vida, sin embargo, es una etapa que no queremos que llegue, ni la asumimos con alegría cuando llega. Es curioso, que cuando se es niño se quiere crecer rápidamente porque queremos tener más independencia, autonomía y sobre todo porque tenemos la ilusión de realizar proyectos (personales y materiales) que cuando se es niño, y por razón de la edad, son irrealizables.
La soledad en las personas mayores puede conducir al aislamiento social y provocar estados de tristeza y apatía que pueden desarrollar depresión y enfermedades neurodegenerativas con el paso del tiempo (Demencia Senil, Alzheimer o Parkinson). Por ello podemos afirmar que la forma de afrontar el envejecimiento determinará también el estado de salud de la persona mayor. El contacto con otras personas es fundamental para la salud física y mental del ser humano.
En España, según estudio reciente del IMSERSO se estima que más de 2,5 millones de personas mayores se sienten solas, constituyendo casi el 40% de los mayores de 65 años, porcentaje que, en mi opinión, irá incrementando en los últimos años. Si no empezamos ya mismo a cambiar la percepción que tenemos del proceso de envejecimiento y la vejez, y comenzamos a intervenir decididamente y con carácter de urgencia a nivel comunitario, con los recursos y apoyos que sean necesarios para mostrar la vejez como una etapa que puede y debe ser divertida y feliz, tendremos un enorme problema a nivel sanitario como social en los próximos años.
Para ello, debemos romper la brecha digital que sufren las personas mayores y les aleja de la sociedad; debemos fomentar la relación intergeneracional para así enriquecernos; debemos dar la palabra a los protagonistas para que nos digan que les gusta y lo que les disgusta; debemos luchar contra la invisibilidad que supone ser mayor; debemos desarrollar la accesibilidad en todos los aspectos de la vida; debemos combatir el sedentarismo que nos hace estar solos fomentando la actividad física y lúdica; debemos eliminar el edadismo que nos aplasta como ser humano; debemos promover el asociacionismo para estar todos a una; debemos buscar fórmulas de cooperación y convivencia en comunidad; debemos promover hábitos de vida saludable que nos permitan participar activamente en la vida diaria; debemos escuchar con atención y en silencio; debemos aprender con humildad de la experiencia acumulada; debemos enseñar con paciencia; debemos respetar con tolerancia y debemos darnos herramientas para superar la soledad no deseada.
Hay que disociar de una vez por todas envejecimiento=tristeza, envejecimiento=aburrimiento, envejecimiento= soledad.
Seguramente desde los poderes públicos se pueden implementar medidas para ello, pero lo que sin duda será efectivo es la implicación de todos en ir integrando en la comunidad a las personas que por un motivo u otro no desean estar solas. Lo comunitario en este caso, es fundamental para el buen desarrollo de esa integración y por supuesto, deberá, según los casos, complementarse con recursos y apoyos en función de cada persona o grupo de personas .
Enhorabuena por este post !!!
necesario y natural
Buenas tardes, a pesar de todos los esfuerzos que se pueden hacer por los mayores creo que no se está consiguiendo desechar la soledad en los mayores. Creo que faltan más viviendas tutelaras y viviendas colaborativas( cohousing), de estas últimas existen varios proyectos que no consiguen llegar a termino por diversos motivos ya que las diversas administraciones públicas no ayudan ni favorecen estos proyectos vitales para las personas mayores que estamos solos. Tengo 68 años, estoy soltero y no tengo familia aquí en Madrid y la que tengo fuera no me es de mucha ayuda. Soy español, funcionario jubilado.
Estoy cansado de buscar una vivienda tutelada o vivienda colaborativa y no he conseguido nada.
Espero su ayuda
Muchas gracias.
Un saludo
Manuel Porra
Estimado Manuel, tiene usted toda la razón. Los recursos públicos están destinados a las personas con dependencia reconocida y no se trabajan, ni se desarrollan políticas activas para un envejecimiento feliz que permita combatir la soledad no deseada, el edadismo y todo tipo de vulnerabilidad asociada al envejecimiento.
Espero y deseo que encuentre lo que necesita y que disfrute de su mayoría de edad.
Un abrazo