Escribir para mí resulta liberador, terapéutico. Sacar lo que tienes dentro hacia fuera valiéndote para ello del bello arte de la escritura es de algún modo curativo.
Para mí escribir lo considero como una necesidad, algo que vengo haciendo en los últimos años de mi vida y con lo que me siento plenamente desarrollado al dejar reflejados retazos de mi existencia en los escritos que llevo a cabo, ya sean poesías, relatos cortos o libros que guardo, algunos, por cierto, ya publicados. La mayor recompensa la obtengo por el mero hecho de escribir, no espero otra remuneración, ya que el arte de escribir se convierte en mi mejor medicina.
Viendo lo bien que me viene escribir para mi salud psíquica -padezco trastorno bipolar- no dejo de hacerlo, sabiendo que redunda tanto en mi beneficio.
Como dice el escritor Paulo Coelho:
Escribe. Ya sea una carta o un diario, o unas notas, pero escribe.
Escribir nos acerca a Dios y al prójimo.
Procura plasmar tu alma por escrito, aunque nadie lo lea… o lo que es peor aunque alguien termine leyendo lo que no querías.
El simple hecho de escribir nos ayuda a organizar el pensamiento y a ver con claridad lo que nos rodea.
Un papel y un bolígrafo hacen milagros, curan dolores, consolidan sueños, llevan y traen la esperanza perdida.
La palabra tiene poder.
Estoy en todo de acuerdo con este magnífico escritor. Cuando empecé a escribir mi primer libro lo hice de forma desordenada, pero escribir me ayudó a normalizarme.
Por eso cuando este gran literato dice que un papel y un bolígrafo hacen milagros y curan dolencias, no tengo por más que darle la razón, pues cuando he estado mal con mi padecimiento, con la escritura he logrado sanar y he aprendido a ver con mayor claridad todo aquello que me circunda.
Un claro ejemplo del valor curativo de la escritura lo demuestra el hecho de que hace algún tiempo me embarqué en la tarea de escribir una trilogía sobre el género negro, con uno de cuyos protagonistas me identifico mucho. Por lo tanto tiene cierto carácter autobiográfico y se desarrolla en lugares donde he vivido y conozco de antemano, lo que hace más creíbles los planteamientos.
El primer libro de esta trilogía, El Sueño Diurno, el cual va por la cuarta edición, está dedicado a todas las personas que padecen enfermedad mental y trata de de dar visibilidad a los que tienen este tipo de padecimientos y romper con el estigma. Un asesinato y un investigador que es comisario, son los que incluyen esta novela dentro del género negro, pero matizada por la singular personalidad del que auxilia al comisario en la búsqueda del culpable del crimen, que es una persona con esquizofrenia y como consiguen moverse por un terreno difícil y movedizo.
En el segundo libro, La verdad sobre Susan Biel, a punto de presentarse en la Feria del Libro de Cáceres, el protagonista aparece muy repuesto de su padecimiento, ya como escritor consagrado, y también auxilia decisivamente al comisario protagonista a descubrir en última instancia al culpable del crimen que se comete al principio de la novela. Hay que destacar que junto a la trama de intriga existe una intrahistoria de superación personal que puede ayudar mucho a algunos lectores y lectoras del libro.
Y cuando pase el tiempo, tengo pensado publicar la tercera parte de la trilogía, que me ha ayudado tanto a sanar. Puedo afirmar que, desde que empecé a escribir, hace ya muchos años (tengo en mi haber numerosos libros escritos además de los citados), la salud me ha respetado, después de sufrir a lo largo de mi vida muchos vaivenes en el ánimo.
Lo que quiero poner de relieve es que durante los últimos años de mi vida no he dejado de escribir, y esto ha sido factor determinante para convivir con mi padecimiento. Aunque solo escriba una sola frase en todo el día, si esa frase está llena de significado, luego a lo largo de la jornada la puedo meditar, como tratándose de un pequeño diario. Esto me ha ayudado mucho a ordenar mi vida.
No olvido lo que dice la desiderata encontrada en la iglesia de San Paul Baltimore: “Mantén el interés en tu propia carrera, por humilde que esta sea, es un verdadero tesoro en el futuro cambiar de los tiempos”.
Cuando escribimos nos entendemos mejor a nosotros mimos, sale a relucir lo que guardamos en nuestro interior, de esa manera nos sentimos más libres. Escribir es sanador, no tengas ninguna objeción en expresarte por medio de este hermoso arte, que como dice una sabia doctora americana en su libro: “Tu mente puede curarte”, es uno de los ingredientes para la sanación del alma y la curación de las enfermedades junto a la medicina y un sano misticismo».
Pones en conciencia lo que otros no saben expresar aunque sea su dolor de cada día.