Lo que este video refleja no es ficción, es la experiencia de una persona usuaria de uno de los recursos de la Red Pública de Atención a la Salud Mental de la Comunidad de Madrid.
A lo largo del día nos cruzamos con muchas personas, en distintas situaciones y escenarios, cuya actitud influye en las experiencias que vivimos. Ser vecino o vecina supone una serie de responsabilidades, como favorecer una convivencia respetuosa con los demás.
Sin embargo, cuando una persona es conocedora de que otra es beneficiaria de recursos de salud mental, en ocasiones supone eclipsar todas las posibilidades que esta tiene como vecina, etiquetarla como «inútil», «dependiente» o «tonta» y anularla como persona. Esta es la realidad fundamentada en el estigma sobre la salud mental. En estos casos la mirada se enfoca en la idea que se tiene sobre un diagnóstico, en muchas ocasiones equivocada y/o distorsionada, en lugar de mirar a la persona y su potencial.
El estigma impacta en situaciones cotidianas a modo de barrera, impidiendo que la persona logre el objetivo propuesto, en este caso el simple hecho de encontrar dónde vive una vecina. Si bien es verdad que no se puede controlar cómo es recibido el mensaje que uno emite, sí se puede prestar atención a la manera de hacerlo.
Por ello, es crucial ofrecer un trato respetuoso independientemente de la persona a la que vaya dirigida, basado en la empatía y sin caer en los prejuicios. De esta forma, cada integrante de la sociedad en la que vivimos puede favorecer experiencias de inclusión y participación en la comunidad, evitar la retraumatización y promover la calidad de vida de las personas con las que convive.
Por ello, desde el CD-CRL Espartales Sur, proponemos otras formas de contar las cosas:
Gracias por dar visibilidad, por fomentar la empatía, y por el empeño puesto para ambas cosas.. ¡me encanta la idea! 🙂