“El ojo que ves no es ojo porque tú lo veas; es ojo porque te ve”
(Machado, A.)
Somos animales sociales, seres en relación. Nos construimos a través de la mirada de los demás y en parte, llegamos a ser el resultado de nuestra interacción y del modo en que otros participan en nuestras vidas.
Desde el comienzo de nuestra vida necesitamos de un otro para nuestro soporte vital y desarrollo como personas. Mirar y ser vistas como personas nos reconoce y valida; es una forma de cuidado y un gesto imprescindible para nuestro bienestar. Lo relacional reconoce o ignora las distintas dimensiones del sentido de vida que orientan nuestro hacer, con dispares resultados para nuestra salud en uno u otro caso. Esto nos acompaña de por vida o en el mejor de los casos hasta que hacemos un cambio, un cambio de mirada.
Tal y como demostraron Rosenthal y Jacobson (1966) en sus investigaciones en el ámbito educativo; las expectativas, “las miradas” que ponemos en los demás influyen en su rendimiento y su seguridad; es el denominado efecto Pigmalión. Dicho efecto señala la influencia que tienen las expectativas y creencias ajenas sobre nosotros. Estas pueden ejercer un efecto positivo sobre nuestra confianza y autoestima (efecto Galatea) o, por contra, un daño significativo sobre nuestra seguridad personal (efecto Golem).
En gran parte responderemos a la influencia, favorable o desfavorable, que los demás tengan sobre nosotros, ya sea en el ámbito familiar, académico, laboral, social o cívico. Es por ello de vital importancia promover y reivindicar ambientes socioafectivos para una democratización de las oportunidades y de los cuidados.
Atendiendo a nuestra realidad verbal y relacional, es un hecho la capacidad de influir en otra persona por medio del lenguaje, y es una herramienta que está al alcance de todas las personas; tenemos la capacidad de producir efectos trascendentales en los demás.
Con todo esto, en este último episodio de la Campaña Cuéntamelo otra vez, os traemos la importancia de generar ambientes socio afectivos que aporten buen trato, comprensión, empatía y validación de la diversidad como seres humanos. Se trata de entender la posición de los demás y generar una comunicación efectiva a fin de comprender genuinamente las necesidades a través de la resolución no violenta de conflictos, lejos del ejercicio de la jerarquía y del poder en las relaciones.
A fin de cuentas…
¿cómo quisieras ser tratada?
¿cómo quisieras ser vista?
Desde el grupo de trabajo que ha hecho posible esta campaña, queremos agradecer a todas las personas que han participado de una u otra forma en este proyecto. Ha sido un aprendizaje para todas y nos impulsa a continuar en este camino de deconstrucción y construcción de nuevas y “validantes” realidades. ¡Gracias!