¿Qué es violencia ascendente?

28 febrero 2012

Existen diferentes definiciones sobre violencia ascendente centradas en la conceptualización de los distintos tipos de indicadores de abusos o en relación al efecto que la violencia tiene sobre el resto de miembros del núcleo familiar; no obstante todas ellas convergen en un punto común: el poder y el control sobre los miembros adultos de la familia.

Para Pereira (2006),  son las conductas reiteradas de violencia física (agresiones, golpes, empujones, arrojar objetos), verbal (insultos repetidos, amenazas), o no verbal (gestos amenazadores, ruptura de objetos apreciados) dirigida a los/as padres/madres o a los/as adultos/as que ocupan su lugar. Se excluyen los casos aislados, la relacionada con el consumo de tóxicos, la psicopatología grave, la deficiencia mental y el parricidio.

Existen otras definiciones más amplias de autores como Paterson, Luntz, Perlesz y Cotton (2002) que sugieren que el comportamiento de un miembro de la familia se considera violento si otros miembros de la familia se sienten amenazados, intimidados o controlados.

Las conceptualizaciones más recientes de la violencia ascedente tienen un mayor carácter sistemático y validación teórica, en donde se estudia la emergencia del fenómeno desde diferentes dimensiones como el maltrato físico, psicológico, emocional y financiero. Dentro de las mismas se puede clasificar a la violencia filio-parental siguiendo a Conttrel (2001, 2003), como cualquier acto de los hijos e hijas que tenga como fin provocar miedo en los padres y madres, con el objetivo de dañar a los mismos.

Al igual que en el maltrato conyugal, en situaciones de violencia ascendente podemos distinguir las siguientes dimensiones principales:

Maltrato físico: según los estudios que se realizaron y aún siendo la forma más visible de la violencia filio-parental, solo un 14% de los padres y madres fueron atendidos por los servicios de salud pública como consecuencia directa de las lesiones sufridas. Esta clasificación comprende acciones como pegar, dar puñetazos, empujar, romper y lanzar objetos, golpear paredes y mobiliario, escupir.

Maltrato psicológico: se incluyen en esta modalidad de violencia las amenazas auto y heteroagresivas (de cualquier tipo y forma), las críticas constantes y las confrontaciones agresivas, la intimidación, la fuga y todos aquellos comportamientos persistentes con el fin de intimidar y atemorizar a los padres y madres. Generalmente dirá la autora, esta modalidad de violencia se manifiesta de forma verbal, pero puede acrecentarse, escalar y tomar otras formas (Barbara, 2003).

 Maltrato emocional: se incluyen comportamientos como engañar maliciosamente a los padres/madres haciéndoles creer que se están volviendo locos; realizar demandas irrealistas imposibles de cumplir por sus progenitores, mentir, fugarse de casa[1], chantajes emocionales amenazando con suicidarse o con marcharse de casa sin tener realmente la intención de hacerlo.

– Explotación financiera: comprende una serie de conductas que involucran robar dinero y pertenencias a los padres y madres, daños a la casa o a los bienes de sus progenitores, incurrir en deudas que los padres/madres deben cubrir, comprar cosas que no se pueden permitir ejerciendo presión.

Más recientemente Paterson, Luntz, Perlesz y Cotton (2002) se acercaron al fenómeno considerando que para que el comportamiento de un miembro de la familia sea considerado violento, sus progenitores han de sentirse amenazados, intimidados y controlados por el comportamiento de sus hijos e hijas y estos se acomodan a la violencia. Además está el hecho de que existen unas normas y reglas en el hogar a respetar por todos sus miembros en las que es necesario sublimar los impulsos agresivos para vivir en sociedad o que sino se responsabilizan en aceptarlas deberán asumir el riesgo de vivir fuera de ella sin la manutención económica de sus padres/madres.

En España, Pereira (2006) realiza una aproximación de integración de los diferentes elementos constitutivos de la violencia filio-parental haciendo hincapié en el carácter sistemático y cíclico de la misma, considerando la intencionalidad como meta en sí misma y la dirección que la misma adquiere dentro de un proceso consiente y responsable. La define como: “las conductas reiteradas de violencia física (agresiones, golpes, empujones, arrojar objetos), verbal (insultos repetidos, amenazas) o no verbal (gestos amenazadores, ruptura de objetos apreciados) dirigida a los padres o a los adultos que ocupan su lugar; excluyendo los casos aislados o episódicos que pueden encontrarse relacionados con el consumo de tóxicos, la psicopatología grave, la deficiencia mental y el parricidio”.

Ricardo Rodríguez Suarez
Carolina Pulido Castro
Nekane Robles Madurga
Asociación Aspacia

[1] La fuga del/de la adolescente puede ser diferenciarse a modo descriptivo en dos modalidades clasificatorias según su meta e intencionalidad. Por un lado se la puede considerar dentro de maltrato psicológico cuando ya se ha realizado como una puesta en escena dirigida a modo de mensaje no verbal para obtener una respuesta de los padres y madres; o dentro del maltrato emocional cuando su meta sea utilizar la amenaza de realizarla para chantajear emocionalmente a sus progenitores y obtener un beneficio secundario sin tener la intención previa de fugarse.

Un comentario en “¿Qué es violencia ascendente?”

  1. A dice:

    Es muy interesante pero falla en aspectos concretos que ocurren en la realidad relacionados con enfermedades mentales de los actores que sus progenitores no han sabido ver y atender.

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