“Nuestro planeta, nuestra salud” es el lema de este año del Día Mundial de la Salud 2022. El lema de este año pone en evidencia la conexión que existe entre el planeta y la salud, lanzando a comunidades, gobiernos, empresas y personas de todo el mundo la necesidad de establecer medidas que protejan nuestro planeta y nuestra salud.
Nos encontramos en una actualidad convulsa en la que pandemias, enfermedades y guerras han ocupado todo nuestro tiempo, rindiéndose la salud mental hacia estas noticias, creando un planeta cada vez más contaminado, y con el reclamo continuo de la ciudadanía de anteponer el bienestar por encima de decisiones políticas, sociales y comerciales que dejan a un lado a la población. Esto sin detenernos en los colectivos más desfavorecidos.
Y es que tal y como decía en su post Ana Lozano, necesitamos poner en orden las cuestiones del Planeta A, este, pues no hay planeta B (o por lo menos aún no lo conocemos).
La Responsabilidad Social Corporativa cada año cobra más importancia y empapa al mundo empresarial. Esta ha dejado de ser un índice reputacional y ha pasado a ser una cuestión ineludible en el bienestar de las personas.
En este llamamiento por el Día Mundial de la Salud sobre “qué podemos hacer”, desde Grupo 5 no perdemos detalle. Al igual que con la Agenda 2030, nuestra RSC se dibuja a través de todo elemento que impulse una mejora.
Quizás, debido al sector, somos conscientes de que no somos personas independientes, sino que formamos parte de un entorno que crece o se daña por el ejercicio de todos los implicados. Teniendo en cuenta esta premisa, nos movemos en una adaptabilidad constante con el medio de manera colectiva. Y nuestra Política de RSC va, desde la necesidad de apagar las luces cuando no estamos con el Manual de Buenas Prácticas Energéticas; hasta la firma de una Cátedra Contra el Estigma UCM-Grupo 5 en la que están involucradas personas que trabajan en diferentes áreas, entidades y administraciones, con el fin de trabajar por un mundo más inclusivo.
Porque el ejercicio diario es reflexionar sobre qué podemos mejorar, qué podemos hacer, cambiar o incluir para el bienestar de las personas y su calidad de vida, así como para provocar el mínimo impacto en el medio ambiente; es decir cuidar donde vivimos y cómo vivimos.
Los Momentos de vida de los viernes son un espejo de ese bienestar, de ese trabajo colectivo en el entorno cercano -y no tan cercano-, de ese impacto positivo que es una dinamo para aquella persona que necesita un impulso en su proyecto personal y/o profesional, y que están muy vinculados con el respeto hacia las personas sin importar su condición, pues salud también es respeto y aportar a las personas, desde su salud física hasta su salud mental, ya sea por aptitud o con la actitud.
Incentivar el cambio viene por las empresas, pero también por cada uno de nosotros y nosotras: ayuda al vecino si ves que no puede con el peso que carga; lee algo que te ayude a cambiar la visión negativa que tienes sobre la persona que duerme en tu calle; no dejes correr el agua como si solo fuera tuya; o, si ves alguna injusticia, piensa de qué manera se pueden cambiar las cosas desde una intervención sólida y constructiva, no destructiva.
Cambiemos el curso de la destrucción por las decisiones saludables. La sostenibilidad y el cuidado no son un lujo, son cuestiones del Planeta A y de los y las que vivimos en él.