Las mujeres víctimas de violencia de género requieren de lazos de apoyo, de puentes que les ayuden a recuperar sus vidas antes de haber sufrido los maltratos por parte del hombre. En la inserción laboral uno de esos puentes es la Fundación Integra, protagonista de nuestro café. Con Ana Muñoz de Dios, directora de Fundación Integra, Lola Sato, coordinadora de empleo para la violencia de género y Anabel Fernández de comunicación de la fundación como expertas en el tema y con María Sánchez publicista y profesional de la Fundación Aldaba y Alberto Velasco, técnico del Servicio de Selección y Promoción de Grupo 5 estuvimos charlando sobre la labor y las dificultades de la fundación. Pero antes, una presentación.
Fundación Integra surge en el año 2001 para ayudar a las personas que están en riesgo de exclusión social a incorporarse al mundo laboral. Desde la fundación observaron que las organizaciones a las que asistían personas que no tenían un currículum, personas sin habilidades sociales, personas que llevaban mucho tiempo sin incorporarse al entorno laboral hacían un buen desarrollo de inserción pero estaban menos fuertes en la prospección de empresas. Ante esa necesidad Integra surge para mediar entre las empresas y estas organizaciones que trabajan a pie de calle. A través de una selección impulsan a personas que por su cuenta les sería muy costoso llegar al entorno laboral.
Fundación Integra lleva 10 años recorridos con un total de 2.800 personas contratadas a través de la fundación. Personas que tienen una exclusión severa: personas sin hogar, personas que acaban de salir de un centro penitenciario, víctimas de violencia de género…
Integra trabaja con más de 60 empresas, 15 de las cuales son patronos, es decir, que apoyan a la fundación con dinero económicamente y contratando, las otras les llaman cuando tienen una baja para cubrirla.
En 2011 las mujeres víctimas de violencia de género ha sido el colectivo más contratado. Las mujeres víctimas tienen un menor prejuicio que otros colectivos con los que trabaja Integra y por ley tienen una mayor bonificación para las empresas.
Para María, la curiosidad es la llegada de las empresas a la fundación. Sobre el tema Ana responde que son normalmente ellas quienes llegan a las empresas, también el boca a boca es importante, pero suelen abordar ellas al director de recursos humanos de las empresas. “Podemos ir con la cifra de que el 90% de las personas que han conseguido trabajo ha tenido buen rendimiento”. Una peculiaridad es que en la empresa entran con total anonimato en relación a su pasado. La única persona que sabe de la situación anterior es el director de Recursos Humanos o su enlace en el departamento.
¿Y sobre las mujeres?
“Llegan por derivación a través de una organización y con el apoyo de un/a trabajador/a social, de atención psicológica… ya que la inserción laboral consideramos que es el último paso de un proceso de recuperación, pero antes se ha debido ir trabajando diversos aspectos con la persona” nos comenta Ana. Lola aporta que esto es una garantía también para las empresas. “De las personas que llegan a través de estas organizaciones nosotras hacemos una pre selección, de ahí se hacen talleres prelaborales que se centran en la recuperación de las habilidades sociales que se han perdido a lo largo del tiempo y que son necesarias para la incorporación laboral y para el mantenimiento del trabajo”.
Alberto tuvo experiencia en centros penitenciarios y por su formación profesional le interesa el tema de la orientación laboral previa a los talleres.
“Los talleres no van dirigidos a un puesto concreto, se dan a la mayoría de los candidatos. También tenemos coaching, dependiendo del perfil de las ofertas y de las personas que quieren optar a ese puesto, ya que dentro de los perfiles que tenemos en la fundación hay personas muy preparadas, así como personas que no han trabajado nunca. Abrimos mucho el abanico en cuanto a los puestos de trabajo porque tenemos perfiles muy variados” – comenta Lola.
“Nosotras abrimos la puerta a la empresa y la persona es la encargada de ganarse al director de recursos humanos. Nosotros fomentamos esa capacidad de “venderse” ante la oportunidad de un puesto de trabajo, la disponibilidad…” apunta Ana Muñoz.
Y cuáles son las dificultades que os ponen las empresas.
“El miedo se vence con la primera experiencia. La selección de los primeros candidatos es muy dura y nosotras lo que les decimos a las empresas es que esto se basa en una confianza en el ser humano, ya que disponemos de muy pocos datos. La realidad es que apostar por currículum diferentes, de personas que han sido capaces de salir de una situación de exclusión implica que tienen otros valores y otras capacidades que superan otros muchos otros aspectos necesarios” responde Ana.
“Además de la confianza que señala Ana, también tienen que basarse en una experiencia previa y en nuestra profesionalidad en la que intentamos adecuar los perfiles a cada puesto de trabajo” señala Lola.
“En cuanto a las dificultades, consideramos que al ser el 70 % de las personas con las que trabajamos mujeres, el mayor problema continúa siendo la conciliación. Aunque por ley están más apoyadas para conseguir esa conciliación, es un colectivo que por un proceso de violencia ha roto con una red de apoyo, tienen una dificultad añadida. Creo que necesitan un soporte sobre todo al principio, pero también es importante que se haga una transición a su vida normalizada, sin la protección. Está en la persona el hacerse protagonista de su vida, en no generar dependencia, dar apoyos para buscar la red. Pero eso no quita que tengamos que reivindicar que todas las mujeres deberíamos gozar de más recursos y oportunidades de conciliación”.
En relación al seguimiento Ana de Dios nos comenta que a la empresa les piden cada cierto tiempo una valoración y nosotras hacemos un seguimiento con la persona. El director de recursos humanos pide valoración a sus profesionales y nosotras trabajamos con la persona apoyándola, reforzándola, ajustándole algunos aspectos que no funcionen… También fomentamos el apoyo con las organizaciones de derivación. “Hacemos un seguimiento con las tres bandas”.
De cara a la inserción qué cuesta más, la incorporación de una mujer que no ha trabajado nunca o la que sí ha trabajado. Y, ¿hay sectores que prefieran a hombres que mujeres?
“Sobre la primera pregunta, es independiente, va con la persona y depende del proceso de violencia que ha tenido, de su trayectoria personal. Aunque sí es verdad que con la crisis es más complicado el que un perfil cualificado encuentre trabajo, pero es nuestra realidad, porque también es verdad que nos hemos dirigido a empresas de servicios.
Sobre la segunda, desde nuestro punto de vista, los hombres que trabajan con nosotras tienen muchas dificultades. Pero también nos llegan más mujeres, y eso es representativo, ya que los hombres tienen más facilidad para encontrar trabajo ellos por su cuenta” responde Ana.
¿Cuál es el porcentaje de indefinidos que tenéis?
“El 20% de los contratos son indefinidos. Pero en este dato no contemplamos la rotación y trabajamos con puestos de trabajo en los que se cierra por temporada dependiendo del mercado laboral. Los datos tienen una lectura complicada.
Buscamos los indefinidos por la estabilidad, pero también pequeños tiempos en el mercado laboral son positivos para los comienzos en el mercado y para que surjan nuevas oportunidades” nos comenta Lola.
También trabajáis mujeres víctimas de la prostitución
“El perfil de prostitución es muy complicado porque tienen una gran desestructuración, son mujeres con baja preparación, con una desestructuración en lo que es la normalización laboral… Trabajamos con mujer traficada e inmigrante y la cualificación es muy limitada. Ante la ley hay mujeres que no pueden denunciar y no tienen sentencia, las empresas no pueden bonificarse, y prefieren contratar a mujeres con las que puedan bonificarse. Es un trabajo largo que hacemos con las empresas para que entiendan que no solo se trata de bonificaciones sino de compromiso social”.
En violencia de género las víctimas han tenido un proceso de tanta desestructuración, de tanta falta de confianza en sí misma, alejadas del mundo laboral en muchos casos, anuladas continuamente… que la única forma de normalizar su vida es conseguir un empleo. Es dar el paso de saber de lo que soy capaz sin que me vengan los fantasmas que tengo detrás. Es muy difícil ajustar el perfil para que no lo vinculen a su vida pasada. Se trata de procesos muy largos en los que la Fundación Integra se suma para generar oportunidades, para ofrecer posibilidad.