Grupo 5 comenzó su andadura hace 25 años y desde sus inicios ha trabajado por la inclusión social de las personas sin hogar. Para conmemorar este momento hemos celebrado en la Semana de las personas sin hogar un futbolín humano en el que participaron personas vinculadas a la Unidad municipal de emergencias sociales y exclusión social del Ayuntamiento Sevilla y del Centro de acogida municipal para personas sin hogar Puerta Abierta del Ayuntamiento Madrid.
El día 27 de noviembre por la mañana empezaba pronto. Los de Madrid tenían que viajar a Sevilla y los de Sevilla como anfitriones tenían que tenerlo todo preparado, entre la vorágine que supone organizar un evento así habiéndose iniciado el día anterior la Campaña municipal contra el frío e integrándose con el resto de actividades de la Semana de las personas sin hogar, con un día de puertas abiertas de la UMIES incluido.
A la llegada las presentaciones y algunos reencuentros (personas de Madrid y Sevilla que en otro momento de su vida habían compartido «hogar» en Madrid). Una visita por el centro descubriendo los programas innovadores que desarrolla el equipo sevillano era el mejor calentamiento para los jugadores y jugadoras.
Mientras, en el polideportivo estaba todo listo. El futbolín, los carteles, el equipo de sonido y las camisetas con nuestra hormiga G5. Los jugadores llegaban, se iban poniendo el uniforme para la foto de familia y el campo tenía un imán, porque enseguida se dio el pitido inicial. Goles y paradas durante las dos horas de un partido intenso, donde lo que más predominaban eran las risas. Dos horas de compartir un momento y donde todas eran un equipo.
Tras el esfuerzo, en el centro esperaba una comida especial, una proyección de vídeos y el mejor cierre que podía tener el día: la actuación musical de Rocío López ‘La Boterita’. Palmas, bailes y cantes ponían las palabras de despedida.
Como en el artículo que el periodista César Rufino, de Elcorreoweb escribe, «Dejar de mirarlos con rechazo, como si fuesen una especie venida de un mundo indeseable o una enfermedad contagiosa. Asumirlos como parte (y como denuncia viva) de esta sociedad regida por unos principios perversos. Hacer que se sientan iguales, aceptados, más allá de las vicisitudes que los han convertido en lo que eufemísticamente se denomina excluidos sociales, y que periodísticamente se llama destruidos por el sistema» ese era para nosotros el fin último de nuestro trabajo, y con el futbolín humano, queríamos contarlo de otra manera, porque se puede.
Podéis disfrutar de lo que fue el día en la siguiente galería de imágenes.