La importancia de la ocupación en la vida de las personas
La ocupación es fundamental en la vida de toda persona, en el caso de las personas con discapacidad intelectual tanto o más, con la finalidad de favorecer su desarrollo personal, social y funcional, lo que incidirá directamente en la mejora de su calidad de vida.
Como servicios de apoyo a personas, debemos asegurar una ocupación significativa y promover una participación activa a través de apoyos y entornos normalizadores.
Cuando hablamos de ocupación, solemos realizar una asociación fácil y exclusivamente ligada a las actividades o talleres ocupacionales, olvidándonos de todo un mundo de oportunidades que nos ofrecen las actividades de la vida diaria.
Caer en lo anterior, puede arrastrar a los servicios de apoyo a personas en un servicio hotelero, restando inconscientemente oportunidades de participación a las personas usuarias de dichos servicios y por tanto oportunidades de incrementar su autonomía.
Para promover la ocupación en el día a día, es preciso orientar los servicios hacía un concepto de hogar, creando oportunidades en la rutina diaria a través de contextos normalizadores que favorezcan una atención integral y un respaldo a los derechos individuales como personas.
La ocupación significativa pasa por impulsar la autodeterminación de las personas a las que apoyamos. Participar en ocupaciones elegidas por la propia persona fortalece su derecho a decidir sobre su vida basándose en lo que le gusta, en sus metas y objetivos personales, fortaleciendo así su capacidad de liderazgo y autodirección. La ocupación permite tener una rutina que estructure y de sentido al día.
Ser parte activa de la elección de su rutina personal, de su autocuidado, de las tareas domésticas, de la organización de su ocio y la elección de las actividades o talleres ocupacionales en las que desea participar, así como de la organización y flexibilización del servicio, favorece en las personas directamente las habilidades para la toma de decisiones, asumir responsabilidades, mejorar sus habilidades adaptativas (motoras, cognitivas, comunicativas, sociales…), en definitiva, reducir su dependencia y favorecer su autoestima.
Promover una ocupación activa en la comunidad pudiendo realizar la compra, utilizar el transporte, realizar gestiones, realizar un ocio comunitario y social, realizar actividades de voluntariado, actividades ligadas a sus intereses en entornos normalizadores y sociales etc. permitirá fomentar habilidades y conductas socialmente adecuadas, favorecer la pertenencia comunitaria y generar nuevas experiencias y expectativas de las que habitualmente las personas con discapacidad intelectual se ven privadas .
Los talleres ocupacionales, son otro de los pilares para promover la ocupación en los servicios de apoyo a personas con discapacidad intelectual, en este caso a través de los programas ocupacionales prelaborales, mediante el desempeño de trabajos reales o a través de simulaciones en entornos controlados.
Gracias a los talleres ocupacionales se contribuye al desarrollo de habilidades laborales como pueden ser la puntualidad, seguimiento de instrucciones, la permanencia en la tarea o el uso de herramientas.
Además, desempeñar una ocupación prelaboral mejorar la autonomía personal ya que fomenta la toma de decisiones, la secuenciación de tareas y el mantenimiento y mejora de habilidades adaptativas lo que repercute directamente en el fomento de la autonomía y empoderamiento personal.
Normalmente, los talleres se desarrollan en grupos pequeños promoviendo las habilidades sociales, evitando el aislamiento y la tendencia a la inactividad y favoreciendo el trabajo en el equipo en un contexto natural de colaboración y apoyo mutuo.
Participar en actividades que sean productivas y que tengan un resultado final positivamente valorado implica un refuerzo positivo muy potente para las personas que han formado parte del proceso de producción incidiendo en un empoderamiento personal y refuerzo de su autoestima.
Lo ideal, es que los talleres ocupacionales pudiesen funcionar como puente a un empleo protegido, con apoyo o un empleo normalizado. No obstante, no siempre es posible, por ello es fundamental que los talleres ocupacionales tengan una finalidad en sí mismos (personalización de espacios, venta, exposición, encargos, mantenimiento del servicio, consumo de la huerta, ayuda a terceros…) y sean significativos y elegidos por las personas usuarias que acudan a los mismo.
Para asegurar el éxito de los programas ocupacionales prelaborales, las personas usuarias deben ser parte activa en la elección y toma de decisiones respecto de las actividades ocupacionales a desarrollar, conocer el objetivo final, ser partícipes durante todo el proceso y ser receptores, de alguna manera, del trabajo desarrollado.
Las actividades ocupacionales, deben evitar la infantilización y debemos promover talleres significativos y motivadores para personas con discapacidad intelectual, centrados en intereses reales y que fomenten la participación. Los enfocaremos desde las habilidades personales y deberán estar adaptados a las necesidades y ritmo individual de cada persona, estableciendo los apoyos de forma individualizada para garantizar su participación (apoyos visuales, secuenciación de tareas, aprendizaje mediante modelado y repetición, apoyo físico, verbal, tecnológico, ayudas técnicas…).
Para ello, debemos realizar una evaluación previa que nos ayude a identificar intereses, habilidades y necesidades de apoyo.
Actualmente en La Atalaya se desarrollan los siguientes talleres ocupacionales prelaborales con una repercusión muy positiva en el día a día de las personas y asegurando una ocupación diversa y motivadora para 75 personas, algunas de las cuales están inmersas en programas de empleo con apoyo.
Huerto y jardinería: orientado al cultivo de hortalizas de forma natural y cuidado de árboles frutales que sirven para autoconsumo. Cuidado de los jardines del centro creando espacios estimulantes a nivel sensorial. Compostaje para reciclado y abonado.
Cocina y cuidado del hogar: Desarrollado dentro de un contexto de hogar normalizador donde las personas elaboran la lista de la compra, realizan la compra y cocinan diariamente su propia comida o cena. Realizan la limpieza de sus propias unidades convivenciales y el lavado diario de su ropa.
Taller creativo: Destinado a actividades artísticas para personalizar los espacios, crear material sensorial y obras de arte para exposición y venta.
Taller de mantenimiento y restauración: destinado principalmente al cuidado y restauración de muebles, bancos y mesas de exterior, papeleras, mesas de cultivo…
Taller de producción y simulación laboral: destinado a fabricación de productos para encargos (velas, jabones, joyería, cerámica, tarjetas, artículos decorativos…). Las personas usuarias son las que mantienen el contacto directo con los clientes desde la recepción del pedido hasta la entrega del mismo.
Programa de voluntariado: Surge de la petición de las personas usuarias para poder ofrecer su apoyo en centros de mayores, en protectora de animales de la zona, actividades medioambientales o recogida de alimentos, etc.
Desde el programa de buenas prácticas “Mi vida conmigo”, hemos realizado una transformación progresiva del servicio a lo largo de varios años de implantación, devolviendo a las personas usuarias el protagonismo en su ocupación diaria, convirtiendo el programa de actividades de la vida diaria en el pilar fundamental para asegurar un servicio centrado en las personas, con un concepto de hogar normalizador y flexible donde las personas lideran su día a día.