Por si no lo sabéis, es posible que algunas de las personas que estéis leyendo esta entrada no tengáis conocimiento de lo que es un Centro de Internamiento para personas Extranjeras (CIE). Incluso, como le pasa hasta a los más sensibilizados en la materia, no sepáis que a lo mejor, en vuestro propio barrio, existe uno de estos tétricos e ilegales espacios a los que las personas inmigrantes son trasladadas no por cometer un delito, sino por una simple y sencilla falta administrativa. Como relatan las personas que pasan por ellos, “son peores que cárceles”.
Tal y como vienen denunciando diferentes ONG, Defensoría del Pueblo español o incluso Naciones Unidas, los CIES son lugares de detención para personas extranjeras sin ordenamiento, ni reglamentación jurídica, en los que de forma permanente se violan los derechos humanos de las y los internos que allí son derivados. Es un limbo jurídico en el cual nadie desearía terminar.
Aquí en Madrid tenemos un CIE al que como si fuéramos al supermercado, podemos llegar fácilmente (en el barrio de Aluche), la diferencia es que, si no fuera por la intensa campaña de denuncia que están haciendo diferentes ONG, pasaría invisible para la mayoría de la ciudadanía madrileña, generando aún mayor impunidad por la falta de diligencia del Estado español en relación a las vulneraciones de derechos que se comenten tras sus muros.
La semana pasada una gran ONG, Women´s Link Worldwide denunció en la Defensoría del Pueblo, tal y como ya lo han hecho otras organizaciones, la grave realidad en la que se encuentran además las mujeres que son encerradas en ellos, a través del informe “Mujeres en los centros de internamiento: realidades entre rejas” (que podéis bajaros a través de su web en el siguiente enlace: http://www.womenslinkworldwide.org/wlw/new.php?modo=detalle_proyectos&dc=57).
La mirada de género es también invisible en este contexto de permanente vulneración de derechos, que se manifiesta en la forma en la que estructuralmente la violencia contra las mujeres convive en todas las sociedades, incluso en las más desarrolladas.
Mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual han sido trasladadas a estos centros, siendo expulsadas de España sin prever el peligro para su vida y su integridad que implica para ellas la expulsión, ni mucho menos el infierno vivido antes de estar en estos “guantánamos europeos” (como se nombran los CIES en el lenguaje más cercano).
Otras mujeres conviven con los compañeros internos varones, compartiendo intimidades con hombres que nunca antes han conocido. Algunas creen que su paso por estos lugares es sólo eso, temporal y se encuentran con que sus derechos sexuales y reproductivos son violados sin que ninguna autoridad caiga en la cuenta de que tal y como nos sucede a todos los seres humanos, los derechos sexuales y reproductivos son inviolables como el resto de derechos. Women´s Link Worldwide ha llegado a encontrar casos de mujeres que en periodo de lactancia y tras su detención han tenido que dejar de dar el pecho, sin explicación alguna ni mucho menos y bajo la amenaza de no volver a ver a sus hijos, además de las dificultades de salud que para las mujeres implica cortar radicalmente con la lactancia, como sabemos.
Y así, seguiríamos narrando cada una de las historias que más cerca de lo que podemos imaginar suceden en estos lugares. Pero creemos que para ello quienes mejor pueden contarlo son sus protagonistas, las heroínas que valientemente han narrado sus historias gracias a la voz que las ONG y otras instituciones les están dando, o la ciudadanía convencida de que ningún ser humano se merece un trato inhumano o denigrante por haber nacido en otro país diferente al nuestro.
2 minutos es lo que vas a tardar en descubrir lo sucede en los Centros de Internamiento para Extranjeros. Es posible que entre 10 y 3, en llegar a uno de ellos desde tu casa y, 5 en convertirte junto con la Asociación Aspacia en la voz de las personas que denuncian su existencia.
Bárbara Tardón Asociación Aspacia