M. está creciendo en familia, pero no quizás en la familia que todos pensamos de padre y madre, sino con sus tíos. M. está en situación de acogimiento en familia extensa. Una medida de protección del menor que se da en situaciones en que los padres o madres no pueden hacerse cargo de sus hijos e hijas.
En el caso de M. su madre murió cuando era una niña. Su padre se ocupó de ella al principio pero cayó en la bebida y M. empezó a estar mal alimentada, a ir desaliñada al colegio… en definitiva, a no llevar una vida normalizada para una niña. En este momento su tía Toñi, siempre preocupada por el bienestar de su sobrina solicitó tener a M. en acogida porque consideraba que iba a llevar una rutina más adecuada. No fueron tiempos fáciles. Su hermano les dejó una deuda por pagar y volvían años atrás cuando su hija biológica tenía la misma edad que su sobrina. Toñi y su marido comenzaban un nuevo ciclo. Pocoa poco y con mucho esfuerzo pudieron ir estabilizando su situación económica y ahora se encargan de la educación de una adolescente que lleva con ellos siete años viviendo.
Dificultades económicas y salto generacional son los denominadores comunes en acogimiento en familia extensa. M. y Toñi son sobrina y tía en el que la diferencia de edad no es tan amplia. Pero generalmente las familias acogedoras suelen ser abuelos y nietos. Para apoyarlas existen los Centros de Atención a la Infancia y Proyecto de Implicación Familiar y de apoyo al acogimiento en familia extensa en el Ayuntamiento de Madrid que son los órganos encargados de hacer el seguimiento a los y las menores, ya que la tutela la tiene la Comunidad de Madrid. Por otro lado y desde el movimiento asociativo existeINCREFAM.
Centros de Atención a la Infancia y Proyecto de Implicación Familiar y de apoyo al acogimiento en familia extensa
Desde los CAI y programa se busca el apoyo a las familias y se realiza el seguimiento a los menores. Estuvimos hablando con Tania García, educadora social que trabaja en el CAI 3, en el distrito de Usera. Ella se dedica a hacer los seguimientos de los menores que han pasado a una situación de acogimiento tras su valoración por la Comisión de Tutela. También trabaja con menores en riesgo moderado o grave pero que aún están con sus padres y/o madres.
Con los menores y las familias acogedoras trabajan su historia de vida para que cuando sean mayores sepan cuál es su situación. También la diferencia intergeneracional, sobre todo cuando llegan a la adolescencia y los choques que se producen, ya que generalmente cuando son pequeños suelen ser muy permisivos y cuando son mayores pasan a una educación más autoritaria para evitar que sigan el mismo camino de sus padres. Intentan controlar las amistades y los movimientos.
Los acogimientos pueden ser simples o permanentes. Los simples tienen una duración de dos años y se dan cuando hay previsión de que los padres a corto plazo puedan hacerse cargo de los menores. Los permanentes se dan cuando no existe esa previsión. En la práctica tienen acogimientos simples que duran 18 años, además aunque sean permanentes, la situación es revocable si los padres demuestran su capacidad de hacerse cargo. Por otro lado, pueden ser administrativos o judiciales dependiendo si hay consentimiento o no por parte de los padres del acogimiento. Si no hay consentimiento, tiene que ser un juez quien lo determine.
Los profesionales de estos centros trabajan muy de la mano de los acogedores y de los acogidos para mantener su situación lo más estable y favorecedora posible hacia el menor. Pero también están muy en contacto con el tejido asociativo del acogimiento, que en Madrid recae en INCREFAM.
INCREFAM (Infancia creciendo en Familia)
INCREFAM es la asociación de familiares acogedores que quiere dar respuestas a las necesidades de los familiares que se responsabilizan del cuidado de los menores dentro de la familia extensa. Busca defender los intereses de las familias y los menores, obtener el apoyo que la familia necesita y ser punto de encuentro para las familias. Todo ello mediante asesoramiento, apoyo y formación a través de escuelas y talleres.
Isabel Hidalgo es la actual presidenta de INCREFAM y es la persona que impulsó la asociación. Ella es abuela acogedora y su caso es un reflejo común de muchos de los miembros de la asociación: su hijo era consumidor de drogas. Durante ocho años formó parte de la UNAD (Unión Nacional de Asociaciones de Drogas) pero ella observaba que tenía un problema en cuanto al apoyo de crianza de sus dos nietas (una biológica y la otra no). Su hijo dio la autorización para el acogimiento y vio cómo el resto de acogedores lo llevaban en secreto, sin una regularización de la situación. Isabel es una defensora del movimiento asociativo por los avances que lograron en el campo de drogas, por lo que siempre tuvo en mente la creación de una asociación. En un encuentro, apoyada por Fundación Meniños propuso la idea y de ese encuentro salieron los 16 socios fundadores. En cinco años son casi 100 socios gracias al boca a boca pero requieren de más apoyos para poder abordar los problemas que se encuentran las familias, que no son pocos.
Pasar por la situación de «fracaso», por ejemplo, como padre o madre y de repente tu rol como abuelo/a se convierte de nuevo en padre o madre, genera inquietudes e incertidumbres sobre la forma de actuar. Añadido al salto generacional, al avance de las nuevas tecnologías, al cansancio propio de una persona mayor que se tiene que hacer cargo de un menor y a una baja situación económica, el camino se hace cuesta arriba. Es el esfuerzo de estas personas junto con los apoyos que obtienen por parte de INCREFAM y de los CAI y Programa los que hacen construir un futuro para estos menores. Conocer la situación de estas familias nos hace poner los pies en la tierra y pensar en la necesidad de las ayudas públicas para estas realidades.
Realidades duras pero con grandes cantidades de sinceridad en la relación, de afrontamiento de las situaciones por ambas partes, de soporte de las frustraciones y de ganas de salir adelante.