En una casa donde el perro se llama Amor quizás no haría falta decir mucho más. Óscar me abre la puerta, “¿te gustan los perros?” me pregunta mientras coge a Amor, que tras un por supuesto viene a olisquearme.
Luis está esperando en el salón con la tele puesta. La apaga. Uno de sus dos gatos anda tras ellos sin perderles el paso, lo que me hace pensar en una alegoría de lo que siembra esta familia.
Se sientan en el sofá. Amor y la gata se suben con ellos. Comienzan entonces a contarme su historia. Gulianno tiene 2 años y 2 hermanos, y desde recién nacido ha tenido que estar en familia de acogida debido a una dependencia de sustancias de su familia biológica. Óscar, el tío abuelo del niño, decidió acoger -tal y como indica el concepto- a Gulianno: ¿Cómo iba a estar en un centro teniendo familia? Para mí era incomprensible que estuviera allí. Nunca había vivido esto, pero solo pensar que mi sobrino-nieto estaba en un centro y yo aquí… No podía permitirlo. Así que esta pareja, comenzó con todos los trámites para convertirse en familia de acogida: deberían agilizar los procesos, no tener tantos papeles, porque a veces tanto papeleo te genera más miedos, subraya Luis.
Gulianno llega a este hogar un 14 de febrero, a un mes del espinoso confinamiento sumando la dificultad de los 6 meses de un bebé. Los 3 meses anteriores, Luis y Óscar iban con asiduidad a la casa nido situada en la proximidad del Hospital Ramón y Cajal, donde poco a poco se iban enganchando a esa nueva vida: ser padres de acogida. Aunque lo que nos ha enganchado realmente a nosotros ha sido la forma de ser de Gulianno, es simpático, alegre y muy bueno, aunque ya va sacando su carácter, sonríe Luis.
¿Qué es ser familia de acogida? El acogimiento familiar es una medida de protección para aquellos niños, niñas y menores que, por diversas razones, no pueden vivir con su padre o madre biológica. La acogida permite que el niño conviva temporalmente con otras personas en tanto que se solucionan los problemas que sufre su entorno familiar. El acogimiento puede ser dentro de la propia familia extensa del menor, en la que existe alguna relación de parentesco por consanguinidad hasta el tercer grado, y es de carácter preferente; o en familia ajena, cuando no es posible que el menor sea acogido por su familia extensa bien por inexistencia de parientes interesados o por falta de idoneidad de estos para el acogimiento familiar.
Para Óscar y Luis no es más que calor, cariño y valores. Y una gran labor.
Aunque afirman que en la casa nido el niño estaba bien asistido, esta pareja apunta la necesidad del cariño que se va fraguando en el día a día de una familia y en la transformación personal transversal que se va dando en el entorno familiar. Las personas se van transformando a medida que nuestras necesidades cambian. Esto le pasa a nuestro niño y a nosotros. Nos vamos transformando, pero siempre alrededor de nuestros valores y de ser sus referentes. Ahora mismo podemos decir que Gulianno tiene una familia. El niño rebosa alegría, felicidad, salud y, muy importante, un lugar propio, suyo.
A diferencia de la adopción, los acogedores no tienen la tutela del menor, sino que esta pertenece a la comunidad autónoma donde residen. El acogimiento es una medida temporal que puede ser permanente si no se llegan a dar unas condiciones biológicas idóneas.
En España hay más de 23.000 niños y niñas viviendo en centros residenciales de acogida según la Asociación Estatal de Familias Acogedores (ASEAF). Niños, niñas y adolescentes que buscan una familia, uno de los principios plasmados en la Convención sobre los Derechos del Niño del Día Internacional sobre los Derechos de la Infancia que se celebra este 20 de noviembre.
[…] La familia, como grupo fundamental de la sociedad y medio natural para el crecimiento y el bienestar de todos sus miembros, y en particular de los niños, debe recibir la protección y asistencia necesarias para poder asumir plenamente sus responsabilidades dentro de la comunidad, pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, debe crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión.
Óscar y Luis tenían una vida de pareja tranquila: iban al cine entre semana, tenían su trabajo y se organizaban el día a día pensando solo en ellos y en sus mascotas. Hasta que llegó Gulianno con su historia. Entonces habría que dar un cambio, pues había que darle una familia. Y tienes que crear rutinas. Tienes que aceptar el reto, que te va a cambiar la vida. Las primeras semanas nos entró miedo “¿vamos a poder con ello?”, te entran dudas, inseguridades. Pero gracias a los centros de atención a la infancia – en un principio estuvimos en el 3 (Usera) y luego pasamos al 12 (Barrio de Salamanca)- esas dudas y esos miedos se fueron despejando. Y cambiaron ese “¿vamos a poder con ello?” por un “vamos a por ello”.
Durante todo este camino, la familia ha recibido el apoyo de los Centros de Atención a la Infancia, que siempre han estado allí, tal y como señalan una y otra vez. “Estamos aquí, contad con nosotros para todo” es la frase que le dijeron a Óscar y a Luis, y que han grabado con cariño. El equipo de los CAI les ha visitado, llamado, ofrecido ayuda psicológica por si la precisaran… Todo lo necesario. Que junto con lo que le ofrece su familia hace que esta palabra tenga el significado correcto, sin carencias. Porque lo que crea carencia es no tener una familia sana. Y Óscar entonces nos hace una revelación, dando más significado al concepto FAMILIA DE ACOGIDA: Mi padre no era biológico, mi madre se juntó con una persona y para mí ha sido mi padre y es que no conozco a otro padre. Me acogió, me ayudó, nos crio… Familia es quien te cuida y te da los valores.
Nosotros le damos estabilidad, cariño… Somos su referente. Somos el origen de unos valores, una educación y seguridad, porque sabe que le vas a dar la mano cuando camina para que no se caiga.
…Y además, le educaremos en el respeto al “diferente”. Porque él tiene dos papás de acogida y esperemos que para él no sea un problema el día de mañana. Yo lo que espero es que el niño desarrolle una personalidad lo suficientemente fuerte para poder atajar y defenderse contra esas críticas que se puedan producir: por el hecho de ser acogido y de tener dos padres. Y esperemos que haya una evolución en la sociedad para no tener que pensar en este tipo de cosas. La educación en el respeto es lo más importante.
Óscar y Luis hablan de su niño. Me enseñan vídeos del primer día que Gulianno llegó a su casa. Es un bebé, pero sonríe mucho a sus padres de acogida quienes le hacen continúas monerías para que el niño siga con esa alegría. Por como hablan de él y por lo que trasmiten como personas, desprenden esa seguridad de que Gulianno está en las mejores manos que podía estar. Y hablan de magia, de esa magia de aprender algo cada día, de lo sorprendido que te deja un niño, de esos abrazos nada más levantarse por la mañana. De esa satisfacción tremenda que produce tenerle en casa y por lo que afirman que volverían a acoger- y además con más seguridad-. Todos los días Gulianno nos hace regalos.
Y entre tanto encanto les planteo algo que dejar un sabor de boca diferente: ¿y si tuvieran que separarse de Gulianno porque sea el momento de volver con su familia biológica? ¿estarían preparados? No hay preparación para la separación. Cuando llegue el momento debes tener la capacidad de asimilación y que sepas y estés seguro de que va a ser lo mejor para el niño. No de aceptación, sino de asimilación, nos dice Luis, quien va hilando en el tema con el futuro, un futuro en el que Gulianno se hará preguntas y mirará hacia atrás y entonces reflexionará sobre su historia. Y ellos seguirán siendo su apoyo.
Acoger un niño te da muchísimas alegrías. Debería haber más familias acogedoras pues es hacerle un bien tremendo a un niño, niña o adolescente que lo necesite. Ayudas a alguien que te lo va a agradecer toda la vida. A lo mejor podría ser una opción al vientre de alquiler, por ejemplo, porque hay muchos niños que necesitan una familia. Y es de las mejores experiencias que hay para uno mismo. No hemos vivido nada que nos haya enriquecido más.
Qué suerte tienes, Gulianno.