Este noviembre se ha celebrado la Semana Global del Emprendimiento en Navarra y entre su programación tuvo lugar un acto de reconocimiento para los 16 proyectos de emprendimiento elaborados a lo largo del curso 2022-23 dentro del programa Inizia, en el que participaron 17 centros públicos de Formación Profesional y otras entidades colaboradoras públicas y privadas de toda Navarra, entre las que se encuentra el centro de discapacidad Valle del Roncal. El objetivo de Inizia es el de crear aulas de emprendimiento para que el alumnado sepa qué es emprender, qué herramientas tiene para conseguirlo y conozca que es una posibilidad que tiene en su vida y sepa cómo debe hacerlo, al margen de que inicie o no esa vía profesional.
En este acto participó nuestra compañera Nair Vila del centro de discapacidad Valle del Roncal, quien compartió una reflexión que hoy publicamos por ser esencial de cara al Día de la Discapacidad, que se celebró este domingo 3 de diciembre.
Una reflexión personal
Mi nombre en Nair y soy Terapeuta Ocupacional en el Centro de Atención a Personas con Discapacidad Valle del Roncal. Me gustaría empezar esta intervención haciendo una pequeña reflexión algo personal.
Generalmente, en nuestro día a día, tenemos la mala tendencia de centrarnos y focalizar toda nuestra atención en todo lo negativo y nos cuesta ver todo lo que ya hemos conseguido o avanzado hasta ahora. Estas dos semanas pasadas he estado de vacaciones fuera de España, y, de verdad, mirando hacia nuestro ámbito, el de la discapacidad: qué bien lo estamos haciendo y por qué buen camino vamos. Ninguna ciudad de las que he visitado estaba adaptada ni física, ni cognitiva, ni sensorialmente por lo que, por lo tanto, no he visto a personas con discapacidad por las calles.
Es imposible hablar de una inclusión real cuando ni el entorno físico ni el humano están preparados para ellos.
Por ello hoy, en nombre de mis compañeros y compañeras y, por supuesto, en nombre de las personas que viven en el centro, me gustaría lanzar un ápice de positividad y agradecer al proyecto INIZIA y por supuesto al CIP Huarte por el trabajo realizado.
A todas las personas que ofrecemos apoyo, o que acompañamos a personas con discapacidad a lo largo de sus vidas, nos suenan situaciones como ir a una cafetería, que ellos y ellas pidan, y que el trabajador o trabajadora de la cafetería nos mire para mostrar nuestra aprobación, para preguntarnos a nosotras si van a querer hielos o no, para darnos la cuenta o para darnos simplemente las gracias.
Pero incluso, sin ir tan lejos, en el día a día en los centros nos encontramos con personal de nueva incorporación que nunca ha trabajado con el colectivo y entonces aparece en los primeros contactos ese ‘’miedo o respeto’’ a lo desconocido, al no saber cómo actuar, cómo comunicarnos o cómo apoyarles. Ahí radica la importancia de proyectos como este, de que se conozca la realidad del día a día de las personas que residen en nuestros centros, las personas con discapacidad. Y a pesar de que nunca podremos realmente ponernos en su lugar, sí podemos acercarnos un poco más, escucharles, hacerles partícipes de sus vidas y en un futuro laboral para el alumnado, poder apoyarles y acompañarlos de la mejor forma posible.
Por último, y para terminar, además de reiterarme en el agradecimiento, me gustaría lanzar un pequeño reto al profesorado que se encuentra aquí presente: en un ámbito como el nuestro, os pido que dejemos atrás las aulas y dejemos atrás los centros, y que salgamos a la comunidad, que podamos mejorar nuestro yo profesional, incluyendo y mejorando el yo personal de las personas por las que trabajamos.
Me ha gustado saber que no somos tan malos en España, que se está haciendo muy bien gracias a vuestra ayuda y la de todas las fundaciones y Asociaciones que ayudan a los padres.
Yo pertenezco a ASME y me gustaría que una vez al mes, una terapeuta nos viniese a Barajas a dar una charla.
Mi correo os lo he enviado.
Si es posible , muchas gracias.
Como siempre las patologías mentales ni mencionarla, para nada se ha avanzado si los propios médicos, educadores etc te miran con incredulidad teniendo incluso acreditada la discapacidad mayor al 65..toda mi vida así, parece que mentimos y perdóneme pero no creo que haya nada peor porque nosotros vivimos un infierno pero ni siquiera tenemos el aprecio de la sociedad, el estigma me aplasta. Mientras que la diversidad intelectual y física provoca amabilidad a los que les rodean. Por tanto NO me cuente su vida, yo trabajo también en lo social aparte, y mi vida es un infierno desde los 8 años. Ok? Ya basta