Guillermo Martín. Cooperando, compitiendo

7 agosto 2012
En un mundo en el que la competencia mueve los hilos de relación entre las personas, Guillermo Martín y Sandra Peno lanzan el libro "Juegos cooperativos para educadores", porque hay posibilidad de construir cooperando.

Cooperar, competir, conciliación de la vida familiar y laboral, jugar y tecnología son los conceptos que más salieron en nuestro café mensual. Quizás el primer planteamiento sea la raíz de todo, ¿nos hemos olvidado de jugar? Está claro que las condiciones de vida de las personas adultas dirige los tiempos de juego de sus hijos e hijas, pero ¿pesan más que su derecho a jugar, a relacionarse, a crecer con sus iguales? Quizás tenemos que hacer un nuevo planteamiento de las necesidades.

Para Guillermo Martín, coautor del libro Juegos cooperativos para educadores de Editorial Grupo 5 «lo que más une a las personas es jugar juntas y trabajar con un objetivo común. Con los menores tenemos más presente el inculcar que trabajen en equipo, pero para nosotros hay algo más. Entendemos que los adultos tenemos las mismas carencias, remar en la misma dirección, marcar objetivos comunes… a través de los juegos cooperativos, adaptándolos al grupo, funcionan y las personas salen más reforzadas a nivel personal y profesional». Se trata de buscar la manera de jugar cooperando, no compitiendo, de esta manera se desarrollan otros valores que en la vida profesional en un futuro serán muy necesarios, además de formarnos personalmente.

«Los padres y madres apuntan a sus hijos e hijas a clases extraescolares o a algún deporte, a veces no por convencimiento sino por necesidad de conciliación con su vida laboral. Luchar contra eso es muy difícil, pero, ante esa necesidad por qué no ofrecer la posibilidad de apuntarles a juegos cooperativos. El concepto es complicado porque no parece útil ya que no se tiene claro que en el día de mañana les dote de una capacidad específica. Quizás sea desconocimiento, porque a través de los juegos cooperativos se van a implicar valores. La educación en valores es a largo plazo, y nadie te da un diploma de saber trabajar en equipo o la capacidad de adaptación de una personas, no se valora ni se define quién te forma en eso, no hay un título de específico, pero se consigue».

Podemos hablar de los juegos cooperativos en la educación no formal como hasta ahora, o en la educación formal. Por ejemplo, en los últimos 20 años en la Educación Física ha habido un cambio de modelo. «Se ha pretendido olvidar la técnica para darle más peso a la táctica. De una manera más grupal, que se valore más la lectura del juego… Aunque es cierto que los deportes clásicos son competitivos por sí mismos, enseñarlos de una manera u otra, diferencia que se incluya la cooperación o no y que fomente ese espíritu en los menores».

Hablando del libro, un juego representativo del mismo, que además es la imagen portada es: los abrazos cooperativos. «Detrás de los juegos cooperativos hay múltiples opciones. Nosotros entendemos los juegos cooperativos como una puerta que te abre a un mundo de riqueza, de jugar, de relación, de lo emocional, de la colectividad… Estás cooperando, jugando, pero estás poniendo una serie de mecanismos a nivel psicológico en marcha necesarios para el desarrollo de las personas, y el contacto humano es básico para ese desarrollo, para la interrelación».

Pero los juegos cooperativos no son sólo para menores, también en el ámbito de la empresa hay mucho por desarrollar. «En la empresa hay que romper el hielo y apostar por los juegos cooperativos, animo a todo el mundo a romper ese hielo y esas barreras. Tenemos que tener siempre presnete que nunca dejamos de ser niños y a través del juego el niño aflora y a partir de ahí tenemos un camino por recorrer y trabajar».

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