¿A qué edad y cómo se les puede hablar de sexualidad?
Desde el Servicio de Educación Social siempre decimos que depende de cada chico y cada chica. Una señal que nos puede alertar de cuándo hablarlo es cuando nos preguntan.
Creemos que es importante crear un ambiente que sea cómodo para que puedan hablar sobre su orientación sexual y no dar nada por sentado. Un hogar en el que puedan desarrollarse con libertad tanto si están buscando todavía su tendencia sexual como si ya lo tienen claro. Explicar con naturalidad y confianza todo lo relacionado con la sexualidad y la diversidad sexual, generar espacios de comunicación y evitar tabúes para que se atrevan a preguntar. Favorecer que sus inquietudes puedan resolverse en la familia y no en internet donde todo lo que se refiere al sexo va en la línea del porno con el peligro que eso conlleva.
No se concibe a las mujeres como sujetos sino como objetos sexuales, donde tratar a una mujer como una cosa es normal, donde existe una hipersexualización, toda esa violencia se va interiorizando, provocando relaciones estereotipadas y basadas únicamente en la parte sexual dejando de lado la parte emocional y de cuidado tan necesaria en las relaciones.
Nos encontramos en nuestra intervención con adolescentes, jóvenes que sienten vergüenza, frustración o culpa por no entrar en los cánones de mujer ideal que se nos vende a través de las redes sociales, la música, la publicidad o la televisión. Chicos y chicas que se sienten solas en esta búsqueda de identidad sexual al no contar con las herramientas suficientes para expresarlo en su familia encontrando en la figura del educador/a social una persona con la que poder abordarlo de manera natural, sin juicios ni miedo.
¿Qué te habría gustado que te explicasen cuando eras pequeño/a?
Esta pregunta la lanzamos en muchas de las sesiones grupales que tenemos con padres y madres de niños, niñas y adolescentes.
La mayoría de las mujeres reconocían que les hubiera gustado saber más sobre la menstruación y los cambios que sentirían en su cuerpo en la pubertad, entender mejor el sexo, el consentimiento, la igualdad en la pareja. Mujeres que no habían acudido a una consulta ginecológica hasta llegar a la edad adulta. Aquí siempre explicamos lo importante que es conocer el cuerpo, saber cuándo se producen trastornos relacionados con la menstruación (exceso de sangrado menstrual, dolor intenso, infecciones vaginales de repetición, etc.) o en caso de no tener ningún problema, recomendamos realizar la primera visita cuando se inicia la actividad sexual.
Los hombres, manifestaban cómo los mensajes que les transmitían iban encaminados únicamente hacia la prevención de embarazos y de enfermedades de transmisión sexual. Echaban de menos espacios de comunicación con sus padres en los que poder preguntar libremente sus dudas, sus miedos, sin tener que recurrir únicamente al grupo de iguales.
Así lograban poner conciencia a la importancia de la comunicación con sus hijos e hijas, siendo figuras de referencia positivas para los y las adolescentes empatizando con los sentimientos de vergüenza que mostraban estos cuando les preguntaban acerca de la sexualidad.
La culpabilidad vinculada al placer es algo que llevamos arrastrando las mujeres desde la infancia.
Heredado de la religión, el placer de las mujeres siempre ha sido considerado como un peligro, un tabú, algo sucio, algo feo que había que tapar. Siempre se nos ha pedido cumplir el estándar de “buena mujer”, que solo practica sexo para tener hijos, escondiendo así la información importante sobre salud y prevención.
Observamos en la intervención con familias cómo estos introyectos influyen a la hora de hablar, principalmente con las hijas, sobre sexualidad. Por ello, consideramos que hacerse cargo de los propios tabúes y problemas por solucionar es esencial para orientar y ayudar mejor a los hijos e hijas en la infancia.
En un contexto donde se ha disfrutado de una infancia amorosa, con una buena base segura donde hay confianza y comunicación y donde no se les ha generado tabúes, hará que de forma espontánea y natural se dé el momento idóneo para hablar sobre sexualidad y sobre la prevención de enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados.
Soñamos con que nuestra labor como educadoras sociales en la intervención con familias sirva para que todas las mujeres y niñas se hagan dueñas de su cuerpo, transmitiéndoles un concepto de sexualidad amplio y positivo que hable de placer, afectos, diversidad sexual y por encima de todo, respeto hacia la otra persona.
Gema Martínez Garralón. Nº Colegiada: 1444
Ana López Mohedas. Nº Colegiada: 1443
Te leo cuñaíta
😉