La gente de nuestra generación creció, en la mayoría de los casos, en la calle. Bajabas e ibas al portal donde vivía tu amigo o amiga, le llamabas al telefonillo y directos al parque o a la plaza. ¿Que se hacía allí? Dependía de si alguien tenía una pelota, una cuerda y, sobre todo, de lo inspirada que estuviera nuestra imaginación.
Con el paso del tiempo, ya en nuestra adolescencia, se incorporaron a nuestra vida el uso de las nuevas tecnologías como medio de comunicación. Nos iniciamos con el chat del Messenger y sus “zumbidos” y, de repente, sin saber muy bien cómo, apareció Tuenti y el amigo de los/as millennials, Facebook.
Con Facebook descubrimos una nueva forma de relacionarnos, supimos lo que eran los likes, reencontrarte con antiguos compañeros y compañeras del colegio… En definitiva, un nuevo contexto de socialización que no exigía el contacto directo, siendo rápido y anónimo.
Todo esto pueden parecer las “historias del abuelo o de la abuela cebolleta” pero, realmente, nos estamos remontando a un periodo de unos 15 años, porque en el fondo no somos tan mayores.
Las generaciones posteriores a la nuestra, en concreto la Generación Z, se consideran nativos digitales. Esto supone, que desde que nacieron han tenido contacto directo con las nuevas tecnologías. Han crecido posando para fotos digitales, han hecho puzles en la tablet, han aprendido con pizarras digitales, han visto sus dibujos preferidos desde el móvil… En definitiva, se encuentran inmersos en la vida digital y en todo lo que esto supone.
Dentro de este contexto de expansión de las nuevas tecnologías nos surgió una duda: ¿qué podemos hacer dos educadores/as sociales que son un poco frikis de la tecnología?
Hace 4 años comenzamos a pensar en cómo podíamos intervenir dentro de este contexto y de esta realidad, ya que era evidente cómo en nuestro trabajo diario con adolescentes detectábamos un uso cotidiano de diferentes redes sociales, en especial Instagram.
Sabemos de los riesgos que supone un mal uso de las nuevas tecnologías y, en este caso, de las redes sociales. Conocíamos chicos y chicas que su autoestima fluctuaba en función de los likes, o en función de los comentarios a un post o las respuestas recibidas a una storie.
Si en algo creemos los educadores y educadoras es “que el movimiento se demuestra andando”. La respuesta parecía clara, hagamos una cuenta de Instagram gestionada conjuntamente por educadores y por nuestra chavalada (permitidnos esta pequeña libertad literaria), con el fin de promover un uso responsable y adecuado de las redes sociales e, igualmente, potenciar los beneficios que se pueden obtener de un buen uso de las mismas. Con lo cual, pusimos la pelota en el punto de penalti, lanzamos… y atrapó el portero. No ganamos la liga, pero hubo medalla de consolación en forma de blog.
Si hay una máxima que tenemos los educadores y educadoras es la persistencia, o también llamada “a pico y pala”. Volvimos a pensar y repensar nuestro proyecto y, sobre cómo poder encajar el mismo con las directrices dadas desde la administración pública. Redactamos un nuevo proyecto y otra vez al punto de penalti. Cogimos carrerilla, golpeamos la pelota y… ¿Os acordáis de los capítulos de Oliver y Benji? Pues paso algo parecido, el campo era infinito y la pelota nunca llegó. Tocaba esperar respuesta.
Lo que sí llegó fue la pandemia. El uso de las redes sociales y de todo lo relacionado con las nuevas tecnologías tomó una dimensión como nunca antes vista. Conciertos online, entrenamientos virtuales, cumpleaños por videollamada. Los educadores y educadoras sociales asumimos la necesidad de adaptar nuestro trabajo a la realidad que nos estaba golpeando. Conseguimos sobreponernos al confinamiento y, de pronto, se escuchó gol y la afición enloqueció. El proyecto había sido aprobado y teníamos el visto bueno para iniciar la cuenta de Instagram.
En octubre de 2020, comienzan las primeras publicaciones presentando nuestra intervención dentro del distrito de Usera. Nuestra idea es generar contenido de calidad que pueda ser útil, tanto para adolescentes como para padres y madres con hijos e hijas menores.
El contenido de nuestros posts está relacionado con las áreas de trabajo que abordamos en nuestro día a día, intentando ofrecer un contenido divulgativo accesible y práctico a nuestros/as seguidores/as. Y la mejor manera de que lo comprobéis es que os paséis por nuestra cuenta @educacionsocialusera o por cualquiera de las que han creado los/as compañeros/as del resto de los distritos del Servicio de Educación Social del Ayuntamiento de Madrid.
El esfuerzo y el tiempo invertidos en el proyecto han merecido la pena, porque consideramos que los/as educadores/as sociales deben estar en todos los contextos de socialización donde la población con la que intervenimos, especialmente la infancia y adolescencia, están presentes.
Desde el primer momento en el equipo de Usera lo tuvieron claro, y gracias a su constancia y empeño hoy es una realidad en los distritos, que nos permite seguir avanzando mediante la información, promoción y establecimiento de un canal de comunicación directo con la ciudadanía, para acercar la educación social, seguiremos en movimiento, esto no se para, enhorabuena!
Enhorabuena!