Nacido en Manacor, siempre vivió en la Calle de la Paz (Carrer de la Pau) donde su madre ya se había criado. Desde pequeño le gustaba observar y escuchar aquello que pasaba a su alrededor. Con su amigo Rafel iba hasta el puerto y en el quiosco del Mar se paraban a mirar la profundidad del horizonte, sin palabras, sin movimiento, sólo observando.
Su primer dibujo fue un gallo que se publicó en el diario Arriba y gracias a esta ilustración ganó un concurso de pintura. Uno de los artistas e intelectuales de la época, Lluis Ortas, se fijó en esa pintura incipiente y lo introdujo en el colectivo de artistas e intelectuales del Grup Drac. Ortas acabó convirtiéndose en uno de los grandes amigos de Martí.
Dentro de este grupo ya se encontraban un joven Joan Riera Ferrari, el pintor Miquel Brunet y el escultor Llorenç Ginard. Después de unos años trabajando juntos, Martí y Ginard inauguraron la tienda de antigüedades S’Alicorn, uno de los negocios más vanguardistas que han existido nunca en Manacor.
Martí se caracterizaba por una búsqueda de nobleza, sinceridad y a la vez de dureza en lo que se refiere a su propia pintura. Actuaba como hacen los verdaderos genios, con una capacidad crítica y una voluntad férrea de mejorarse y superarse.
Su estilo es ambiguo y ecléctico, lleno de matices que juegan con la voluptuosidad y sensualidad humana en los que hay implícitos poética y mística. Formas inconclusas que evocan pulsiones privadas, manchas llenas de plasticidad y fotografías de una composición teatralizante fruto de la mente de Martí y del objetivo de Xesc.
Dicho con otras palabras, Martí ha sido un gran artista desconocido. Pintaba y volvía a pintar la misma tela con la intención de encontrar la inabarcable y presuntuosa perfección. El mundo del arte es así de descarado, idolatramos a grandes artistas e ignoramos a otros que también lo son.
Esta exposición rinde homenaje a un gran artista que con su creatividad llegó a captar la vibración anímica de aquello que pintaba. Martí Binimelis: maestro, pintor, pensador, iniciador, compañero y persona querida por todos aquellos que lo conocían.
Esta exposición no hubiese sido posible sin la voluntad y colaboración de quien fue su compañera, amiga, socia y pareja, Margalida Aguiló, quien con tanta generosidad nos abrió las puertas de su casa y nos permitió adentrarnos en la inmensidad estética del artista que presentamos, y que cada día convive con nosotros en la residencia Grupo 5 Manacor.
Y aquí una pequeña muestra de su propia grandeza.
María Huerga y Laura Oliva