La importancia de la representación: combatir el edadismo a través de la pantalla

Por Néstor Muñoz - Doctorando en Comunicación Audiovisual y Publicidad y Relaciones Públicas. Finalista Premios TFM Contra el Estigma
27 junio 2024

«Cuando se ha comprendido lo que es la condición de los viejos no es posible conformarse con reclamar una “política de la vejez” más generosa, un aumento de las pensiones, alojamientos sanos, ocios organizados. Todo el sistema es lo que está en juego y la reivindicación no puede sino ser radical: cambiar la vida». Simone de Beauvoir, 1983.

El edadismo, como definió Robert Butler, es una marginalización sistemática de las personas por su edad: uno de esos temas que no se abordan con frecuencia, pero que son indiscutiblemente omnipresentes.  Las manifestaciones culturales, con el cine a la cabeza, desempeñan un papel crucial en la configuración de discursos hegemónicos. En el contexto del cine español, la representación de personas mayores es escasa, y cuando aparece, a menudo cae en estereotipos negativos: problemas de salud, aburrimiento o tristeza entre otros. Según Asier Leoz Aizpuru (2018), menos del 10% de las películas españolas entre 2010 y 2017 otorgan un papel relevante a personas mayores de 65 años.

El cine, como medio de masas, contribuye a la creación y difusión de valores y estereotipos asociados a la edad. La iconografía cinematográfica, respaldada por dinámicas espacio-temporales virtuales, contribuye a la construcción de subjetividades adoptadas por la sociedad. Autores como Judith Butler y Noam Chomsky destacan el papel del lenguaje en la formación de subjetividades. En este contexto, la representación de personas mayores en el cine no solo es una cuestión de visibilidad, sino también de desafiar y deconstruir estereotipos asociados al envejecimiento. El cine puede ser una herramienta poderosa para comprender el proceso del envejecimiento y la sociedad que envejece, ofreciendo diversas perspectivas sobre la vejez. Como afirma Teresa de Lauretis, la construcción del género se deconstruye a través del cine; y lo mismo puede aplicarse a la edad.

El estigma de la vejez es ampliamente abarcable, y es una auténtica urgencia derribar estas construcciones. Por un lado, la representación arquetípica de las personas mayores como abuelos/as —en el mejor de los casos— y muchas veces como personas que necesitan cuidados o que son una carga familiar frente a la ausencia de otro tipo de representaciones y narrativas. Por otro lado, existe una dualidad entre el movimiento pro-age y anti-age (Iacub, 2008), donde el envejecimiento positivo, aunque incorpora valores positivos, a menudo obliga a las personas mayores a combatir cualquier signo de envejecimiento. No se trata de disfrazar la edad, sino de aceptarla, de vivir libremente sin barreras autoimpuestas. La vejez es un proceso multidimensional que va más allá del simple deterioro del cuerpo y está profundamente influenciado por una serie de factores, desde la genética al entorno cultural, las experiencias de vida y las interacciones sociales. Sin olvidar, por supuesto, las diferencias que operan dependiendo de otros factores como el género, la clase social, la orientación sexual, la etnia o las capacidades diversas.

La concepción de la vejez no es un fenómeno natural e inevitable, sino más bien una construcción social y cultural profundamente arraigada en el entramado sociopolítico de una sociedad. En 2011, España publicó el Libro Blanco del Envejecimiento Activo, bajo la supervisión del IMSERSO, que dedica el noveno capítulo íntegramente a la «Imagen de las Personas Mayores y medios de comunicación» en la que se afirma que «la realidad social va por delante de los estereotipos y es la que fuerza el cambio de estos después de varios años. Pero mientras dura esta dicotomía, encontramos fuerzas que contribuyen a que la imagen negativa permanezca en contraposición con las que se abren paso para superar el estereotipo social. Y éste es el momento en el que nos encontramos alimentado por la heterogeneidad de las personas mayores de hoy» (IMSERSO, 2010, p.353).

En última instancia, la representación de personas mayores en el cine no solo moldea percepciones culturales, sino que también influye en la forma en que la sociedad aborda y trata a sus miembros mayores. El cine tiene el potencial de cambiar la narrativa en torno al envejecimiento, desafiando los estigmas y fomentando una comprensión más completa y respetuosa de las personas mayores en nuestra sociedad. Los creadores y las creadoras tienen por delante multitud de historias originales por contar protagonizadas por personas mayores; porque la vida no se detiene cuando empiezan a percibir una pensión por jubilación y si no, que se lo digan a Grace & Frankie.

Un comentario en “La importancia de la representación: combatir el edadismo a través de la pantalla”

  1. Ana dice:

    Gracias Néstor por tu artículo, es muy necesario cambiar la mirada que tenemos hacia las personas mayores con roles activos en la sociedad, en la familia, en el entorno… Y desde luego el cine es una herramienta muy potente para ello.
    Voces como la tuya ayudan a romper estereotipos y generar diálogo que den como resultado otras alternativas que ahora mismo no tenemos en la gran pantalla, y de manera escasa en la vida diaria.

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