El programa de Reducción del daño asociado al consumo de alcohol puede contar innumerables historias, historias de vida, vidas convulsas que tornan en sencillas rutinas al incorporarse a las salas.
Pero ¿qué son las salas de reducción de daño?
Ante las dificultades para ingerir alcohol en los centros de alojamiento para personas sin hogar y/o en los centros de tratamiento de drogodependencias, con frecuencia muchas personas permanecen en las calles ejerciendo el consumo y no pueden beneficiarse de los recursos existentes.
Este consumo de alcohol en vía pública se realiza sin supervisión alcanzando altos niveles de intoxicación etílica, de modo que la persona pierde el control sobre su conducta y se reducen o anulan sus capacidades y habilidades instrumentales.
En el Centro de Acogida La Rosa, en coordinación con el Centro de Acogida Puerta Abierta, la Unidad de Reducción del Daño Madroño y el Instituto de Adicciones de Madrid Salud se ponen en marcha las primeras salas de reducción de daños asociados al consumo de alcohol en nuestro país.
Se trata de espacios higiénicos y seguros donde personas que padecen dependencia del alcohol de larga evolución, que no siguen tratamiento en programas orientados a la abstinencia, pueden consumir con soporte profesional.
Tras la puesta en marcha y desarrollo de estas salas se evidencian múltiples mejoras a través del seguimiento de indicadores: mejora del estado de salud; toma de conciencia sobre los riesgos y daños; acercamiento a programas de tratamiento; recuperación de relaciones sociales; reducción de riesgos de caídas y accidentes; menor rechazo social; disminución de agresiones sufridas ante indefensión; reducción del ejercicio de la mendicidad y delincuencia; reducción del gasto público al disminuir el número de usos de servicios médicos generales y especializados; control de enfermedades de salud pública; reducción de conductas incívicas lo que favorece una convivencia vecinal no conflictiva; etcétera.
Cabe destacar el caso de las mujeres, que sufren una estigmatización mayor por ser mujer sin hogar y adicta. Este espacio favorece su seguridad y privacidad.
Y sí. El programa de reducción del daño puede contar innumerables historias, historias de vida, vidas convulsas que tornan en sencillas rutinas al incorporarse a las salas:
Historias como la de Marcos, quién cada mañana sufría un síndrome de abstinencia tan fuerte que le llevaba a la calle para paliarlo. Pero Marcos padecía un grave deterioro y muy frecuentemente no podía recordar el camino de vuelta al Centro, lo que ocasionaba que quedase perdido en calle días y días, regresando con el apoyo de Samur Social, tras episodios de hipotermia o graves quemaduras solares. Estas situaciones terminaron el día que tuvo garantizada su pauta sin aventurarse a la calle.
Yolantza dejó de sufrir agresiones sexuales para retomar hábitos de cuidado, recuperar hobbies, autoestima, lazos familiares y volver a ilusionarse por vivir.
María Luisa, cogió fuerza y se embarcó en la batalla de la desintoxicación, se formó y adquirió un empleo.
Florín volvió a disfrutar la música y nos encandiló a todos/as con sus espontáneos karaokes.
Xaoling salió de la calle tras años rechazando cualquier recurso de alojamiento.
Pepe dejó atrás 20 años de andadura de sinhogarismo. Ahora ha recuperado hábitos de higiene y alimentación, ha tramitado su documentación, lleva al día todos sus controles médicos y disfruta de una prestación económica de forma saludable.
Alejandro sufría continuas caídas en calle con traumatismos craneoencefálicos igual que Chen, que además era víctima de agresiones constantes.
José Antonio se encuentra tranquilo y seguro haciendo sudokus, pasatiempos y partidas de ajedrez.
Y así, día tras día, vidas y vidas recuperan tranquilidad, seguridad, integridad y dignidad.
Gracias a todas las personas usuarias por brindarnos la oportunidad de acompañarnos en el proceso de la reducción del daño.
Gran trabajo en la dignificación de las personas con las que trabajáis a diario y en su protección ante situaciones que, en ocasiones, ponen en riesgo su vida y contribuyen a incrementar ideas y comportamientos de discriminación ¡Enhorabuena compañeras!
Desde mi punta de vista, adicción a cualquier sustancia es un problema grande tanto personal y social.
Y empoderar en ellas es una tarea muy complejo y costoso para las asociaciones y el estado.
Pero siempre he pensado con sabiduría de los profesionales y la experiencia de l@s adictos, se puede hacer más de lo están haciendo.de forma y como, no cabe en este espacio. Un saludo cordial a l@s componentes de grupo 5.