Sobre diversidad funcional, feminismo y sexualidad

20 junio 2018

El viernes 15 de junio entrábamos a las 10:30 horas por la puerta del Centro de Salud de Lucero en la Calle Latina número 14. Allí nos esperaba un coloquio con María Soledad Arnau, filósofa y sexóloga, especialista en igualdad de género y feminismo, cofundadora y ex coordinadora de la oficina de vida independiente (OVI) de la Comunidad de Madrid. Ni más ni menos y entre otras cosas.

Este coloquio organizado por los centros de Latina (Centro de Rehabilitación Psicosocial, Centro de Día, Equipo de Apoyo Social Comunitario y Centro de Rehabilitación Laboral) pertenecientes a la red de Atención social a personas con enfermedad mental de la Comunidad de Madrid y gestionados por Grupo 5, tenía como objetivo crear un espacio para poder reflexionar, pensar y debatir sobre la diversidad funcional, siendo a la vez un espacio de intercambio para el tejido social y el trabajo en red y con la finalidad de ampliar y contribuir a aumentar el espectro del respeto, de la integración y de lo diverso como vía de desarrollo.

Nos sentábamos rodeando a María Soledad, una mujer que trasmite fuerza, tanta, que te olvida el término “discapacidad”. Y de eso precisamente se trata. Y entonces lanza una pregunta:

¿Qué es lo normal?

“Lo que nos han enseñado”, “lo que la sociedad ha impuesto”, “aquello que se ve más, lo común”, respondían las personas presentes.

“La sociedad pone prefijos según las capacidades; los hay súper capacitados y luego están los discapacitados. La cultura ha impuesto los límites de la normalidad. Un ejemplo cotidiano sería el laboral: trabajamos 8 horas al día, si te pasas, el sistema lo agradece y eres “súper”, pero si no llegas, algo pasa”.

María Soledad Arnau es una de las fundadoras del Foro de Vida Independiente y Divertad (FVID). Esta última palabra, Divertad, es una palabra inventada, una síntesis de dignidad y libertad que apunta al objetivo último del Foro: la plena consecución de estas por las personas discriminadas por su diversidad. Este foro nace en el año 2001, y en el año 2005, comienza a perseguir el término diversidad funcional frente a discapacidad. “La palabra discapacidad lleva consigo la inferioridad, y tratar a alguien como inferior es injusto”. Puntualiza.

Y continua con un ejemplo, “en esta sala hemos venido en metro, autobús, andando, en coche… Es decir, la función de desplazamiento la hemos hecho todos, yo también, pero de manera diferente, ¿verdad? De ahí la palabra diversidad funcional y no discapacidad”.

María Soledad Arnau habla sin tapujos sobre la diversidad, sobre sexualidad y sobre feminismo. Elabora con su actitud y sus palabras un clima relajado, en el que poder decir lo que quieras y como lo sientas, sin miradas raras, sin levantamientos de cejas; es decir, creando un espacio donde se dialoga bien, (porque una cosa es dialogar y otra hacerlo bien).

María Soledad Arnau va articulando su discurso a través de las opiniones de la gente. Magnífico. Y mantiene la conversación sobre la plena inclusión, “a la gente diversa, diferente, se le institucionaliza y se le discapacita. ¿Creéis que yo puedo se madre, por ejemplo? ¿La sociedad deja ser madre a quien tiene diversidad funcional o mental? La manera más fácil y sencilla de gestionar la sexualidad de las personas con diversidad funcional ha sido omitirla, esterilizar a las personas, muchas veces sin su consentimiento».

Tras un silencio dispara otra pregunta:

¿Qué es ser buena madre?

Las mujeres siempre hemos vivido bajo la presión social de ser buena mujer, pero, sobre todo, buena madre. Las mujeres no vivimos igual que los hombres, nos han impuesto el cómo teníamos que ser. “Los hombres tomáis una actitud paternalista en la que decís a las mujeres cómo tenemos que ser, sentir y hacer. Y las mujeres hemos decidido hablar desde espacios horizontales. Ya no sois el jefe de nadie; vamos a establecer diálogos. A las mujeres se nos ha tratado con desigualdades y esa es una injusticia social.” Y reclamaba a los hombres de la sala “es importante que como hombres, reivindiquéis vuestro derecho a ser amos de casa, pero ser amo de casa cuando os dé la gana, no porque os lo impongan”.

Tras una dosis de feminismo, terminamos dando una pincelada a la sexualidad y la educación sexual: ¿estamos bien enseñados? ¿Nos han hablado bien? ¿Nos han hablado de los límites? En esta conversación María nos subraya que la diversidad funcional no va directamente relacionada con la asexualidad. El deseo es trasversal y una persona con diversidad funcional o mental, también puede disfrutar de su cuerpo, del sexo y de las sexualidades.

María Soledad contagia fortaleza, valentía, respeto, escucha, claridad…Y ese espacio de reflexión hace su cometido. La sociedad tiene que beberse cada mañana una dosis de empatía ante la accesibilidad y la adaptación a los que son “inferiores”; pues si eres inferior no tienes el mismo valor y por lo tanto no eres “apto”. Despojémonos de estas creencias asimiladas en la cultura y aprendamos a convivir con las diferencias. Busquemos apoyos pero no incapacitemos, pues no podemos hablar de discapacidad, si no proporcionamos los medios que necesitan. Cambiemos el significado de normal, de capacidad, del ser buena madre o buen padre. Empecemos a hablar de diversidad funcional y de igualdad. De la de verdad. Y miremos hacia un mundo en el que la diversidad funcional sea una riqueza y no un incordio.

Gracias, María Soledad.

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