Gonzalo Hervás es doctor en psicología y profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Cofundador de la Sociedad Española de Psicología Positiva (www.sepsicologiapositiva.es) Ha pertenecido al movimiento de la psicología positiva casi desde el comienzo, trabajando con Martin Seligman en el Positive Psychology Center de la Universidad de Pennsylvania.
Ana Carrascal, psicóloga del Centro de Rehabilitación Laboral Espartales Sur de Alcalá de Henares y Guadalupe González, administrativa de las oficinas centrales de Grupo 5 le hicieron una interesante entrevista para descubrir la psicología positiva como una nueva corriente que parte de que ver solo lo negativo es reduccionista, que es importante recalcar que las emociones positivas no son un extra, sino algo básico para que las personas funcionen y que este enfoque puede acercar la figura del psicólogo a la persona.
Ana – Por qué elegiste la psicología como un futuro profesional.
Yo empecé haciendo ingeniería, pero me gustaba mucho la psicología. Poco a poco me di cuenta que tenía cierta habilidad para escuchar. Empecé con los misterios de la física, vi los misterios de la psicología y pensé que iba a ser más satisfactorio para mí. Lo bueno es que he podido unir la clínica con la investigación, la parte que tiene que ver con conseguir unir las piezas que es algo que me apasiona.
Guadalupe – Con esta nueva corriente se une psicología con positiva. ¿Qué ha pasado ahora, lo anterior no era positivo?
Los psicólogos se han dedicado a abordar los problemas y las dificultades de las personas, a abordar lo urgente. Hasta este momento teníamos teorías de cuando las cosas no funcionan, ¿pero qué pasa cuando las cosas funcionan? Esta corriente tiene la peculiaridad de que no se fija solo en los problemas, sino también en buscar lo que está bien para apoyarnos en esa parte y así mejorar. Por desgracia, antes a veces era más pesimista el psicólogo que el paciente.
Ana – ¿Los profesionales no nos hemos dedicado a trabajar las áreas conservadas de los pacientes?
La psicología positiva comienza en 1998 y toma fuerza en 2000, pero antes de ese momento ya había personas que tenían la sensibilidad de trabajar no solo sobre el déficit sino también desde las áreas conservadas. Lo que hemos hecho desde la psicología positiva es poner nombre a las cosas, y esto ayuda, porque las personas que ya tenían esa sensibilidad, esa forma de trabajar. se ubican y se sienten reforzados.
La psicología positiva tiene reconocimiento académico. ¿Eso es porque tiene una corriente investigadora y es lo que la diferencia de otras corrientes?
Justo. El planteamiento de la teoría humanista es muy parecido. Si pierdes la sensibilidad hacia lo que está bien estás sesgando la imagen de la persona, pero al final el humanismo se ha convertido en un planteamiento clínico sin línea de investigación.
Guadalupe – En qué momento se encuentra la psicología positiva.
Estamos trabajando en temas diferentes. Lo primero que hicimos era recopilar lo que se había realizado. Después de reunir toda esa información se empezó a investigar partes que no se habían tocado, como las emociones básicas positivas, rasgos como la resiliencia o la capacidad de agradecimiento, y las relaciones entre todas estas variables… es decir, mucha investigación de base. Es un proceso lento.
También estamos trabajando en el ámbito aplicado. Es un enriquecimiento mutuo, pero el aplicado va un paso por delante de la investigación, ya que las necesidades y las demandas son más urgentes. Pero sí es verdad que se van validando pequeñas experiencias con depresión, con trastornos mentales graves… aunque nos quedan décadas por delante para trabajar.
Ana – Qué aspectos de mejora puede aportar la psicología positiva a las personas con trastorno mental grave.
Una de las experiencias recientes más interesantes es que cuando se trata lo que no tiene que ver con los problemas, sino con el bienestar, con elementos que tienen que ver con establecer una vida satisfactoria y feliz, a las personas con enfermedad mental les produce una sensación de que por primera vez en mucho tiempo hablan y se les escucha como a cualquier persona. Estamos hablando de retos comunes para todo el mundo. Les aleja de su autoestima dañada y se vuelven más confiados en si mismos.
¿Hay una base en el enfoque de las fortalezas? ¿Qué opinas de este enfoque para el trabajo en la rehabilitación laboral?
Es un cambio de enfoque muy fructífero. Siempre se ha analizado qué es lo que tienes mal para potenciarlo, sobre todo cuando hablamos de competencias. Desde la psicología positiva nos dimos cuenta que estábamos dejando de la lado las fortalezas, que a diferencia de las competencias tienen un carácter más intrínseco y muy relacionado con la identidad de la persona. Es algo que se te da bien, y que te identificas con ello. Trabajar con las fortalezas tiene un valor muy transformador sobre la persona, y normalmente la persona lo desconoce. Cuando uno empieza a trabajar con esas fortalezas, empiezas a sentirte más tú mismo, a sentirte mejor, con más seguridad y capacidad.
Hay carencias que se pueden trabajar con las fortalezas. Y en el caso de la rehabilitación laboral es muy importante porque las personas rápidamente adquieren seguridad lo cual es muy importante para afrontar los retos inmediatos.
Guadalupe – ¿Cómo trabaja la Psicología Positiva en la práctica?
Se basa en hacer ejercicios, que pueden ser individuales o en grupo. Son ejercicios que van generando la posibilidad de transformación. Por ejemplo, escribir durante una semana entera cosas que agradeces de lo que ha pasado ese día, y por las cuales no has hecho nada para merecértelas. Lo que genera, además del sentimiento de gratitud, es que la persona es consciente de todas las cosas positivas que les pasan. Esto, a parte de cambiar el estado de ánimo, hace que cuando la persona pasa por un momento negativo, les sirve de amortiguación porque piensan que es normal que les pase algo malo, porque les estaban pasando muchas cosas buenas. También provoca una mayor valoración de las cosas que te pasan.
En los talleres se enseña aumentar la capacidad de disfrute de las cosas, por ejemplo el saboreo. Se trabaja el área de vinculación con personas, con animales, con grupos, con movimientos… Todo tiene el objetivo de que la persona tenga mayor capacidad de emocionalidad positiva, y en consecuencia mayor autoestima.
La finalidad es transformar y transformar significa ejercitar músculos que te permitan llegar a otro sitio, músculos que ya existían, pero que teníamos olvidados.
Ana – Háblanos del plan de metas elaborado por esta corriente
La psicología positiva ha recuperado el análisis de metas para integrarlo al trabajo con la persona. Las metas están pegadas al terreno de lo más personal y son los motivos para levantarnos cada día. Que no sean metas muy difíciles para no desmotivarnos es una de las claves, aunque esto era ya muy conocido desde antes. Enfocar las metas al desarrollo personal, a la búsqueda de una mayor vinculación y sentimiento de eficacia, a involucrarnos en retos que potencien nuestra identidad… esto era menos conocido pero igual de importante.
¿Psicólogo positivo o psicólogo positivista?
Positivo, porque positivista podría implicar ser positivo para todo y en todos los momentos, y eso sería un error. Hay que ser positivo pero en la medida justa, y entender que también es normal sentir tristeza o enfado en algunos momentos.
¿Qué aporta un psicólogo positivo a un equipo multidisciplinar?
Creo que aporta herramientas diferentes y un cambio del enfoque en la evaluación, porque no siempre lo más importante es lo que más se ve. Hay aspectos muy centrales que no salen a la luz en un primer momento. Por ejemplo una persona puede tener ausencias de emociones positivas, de las que habla en cuanto le preguntas, pero en psicología positiva intentamos ir más allá, intentando analizar los porqués y abriendo vías de crecimiento. Desde la psicología positiva ponemos a disposición del equipo multidisciplinar el trabajo en el área de crecimiento de la persona. Aportamos la visión de trabajar sin olvidar los procesos más básicos ligados al bienestar.
Hacia dónde camina la psicología positiva hoy en día.
La psicología positiva ha tenido éxito porque los psicólogos, y la sociedad también, tenían una demanda que se ha sabido responder. Se necesitaban teorías para entender las bases de la felicidad y de las fortalezas humanas. El buscar problemas donde no los hay ha sido malo para la psicología, e incluso para su imagen, y eso está cambiando. Ahora se ve la figura del psicólogo como algo más cercano, pero eso no es sólo mérito de la psicología positiva sino del trabajo de todos.