«Para mejorar la sociedad hay que tener acceso al conocimiento»

17 julio 2017

Hablamos con Víktor Gómez “Valentinos”, un poeta y percusor de la cultura, intentando que estas dos sean una pieza importante del entorno y de uno mismo. Ha publicado diversos poemas y colabora con revistas y publicaciones en papel, en digital, y en el circuito de lecturas poéticas de Valencia junto con la Librería Primado. Coordina la Asociación Poética Caudal y colabora desde 2008 como voluntario en el Casal de la Pau, en el ámbito de la reinserción de personas con historial penitenciario. Su inquietud vital e intelectual le llevan siempre a seguir buscando (y encontrando) cosas nuevas, como lo son estos nuevos mapas del Siglo XXI.

¿Cuáles son los nuevos mapas del Siglo XXI?

 Entendemos por ”mapas” las investigaciones en las más diversas áreas del conocimiento científico, humanístico, artístico. Y los nuevos mapas, pues, son las teorías, reflexiones, propuestas de pensamiento crítico, lateral, holístico que están desarrollando hoy en día, en sus trabajos más recientes, los más atrevidos y libres estudiosos y pensadores de la actualidad. Son “mapas” porque muestran con claridad y precisión un territorio nuevo para muchos de nosotros, lo cartografían y nos permiten avanzar por nosotros mismos por él. Curiosear, aprender, disfrutar de la aventura de caminar, meditar, comprender un poco mejor el espesor del presente y sus posibilidades y diversidades, su complejidad, belleza y peligros.

 ¿Por qué es necesario hablar de estos nuevos mapas del Siglo XXI?

La necesidad imperiosa de poner al alcance de la mano de cualquier ciudadano, sea neófito o experto, los avances en ciencia, tecnología, arte y conciencia crítica. Desafortunadamente, hay agentes sociales que quieren imponer desde su fuerza y poder hegemónicos una cultura cada vez más light, desplegando toda una serie de estrategias para que la cultura masiva desplace a la cultura popular y alta cultura. Tanto en la educación básica, como en la intermedia o universitaria, se vienen controlando los modos de investigar, pensar y exponer, eliminando la criticidad y libertad en la investigación y en los asuntos a explorar, horadar, problematizar, con el fin de que la masa social adquiera solamente conocimientos útiles a su futuro desempeño en la cadena de producción y consumo, pero sin acceso a los conocimientos que permiten pensar por uno mismo, saber deliberar, tomar decisiones, ser creativo. Partimos en esta colección de la gran capacidad, no aprovechada siempre, de cualquier ciudadano para saber (saborear) si se le da la oportunidad en un formato entretenido, ameno, riguroso, profundo, que sin duda le abrirá espacios para respirar y tomar conciencia de sí, del ahora, del mundo.

¿Qué ha cambiado?

La era digital, la generación digital, nos ha aportado muchas ventajas, con herramientas como internet, telefonía móvil, televisión interactiva, etc., pero también nos ha opacado las virtudes de la cultura del libro, como son el trabajo sobre la memoria, la concentración a medio y largo plazo sobre un asunto de interés, el esfuerzo por entender la complejidad, etc. Los jóvenes y no tan jóvenes no profundizan en los conocimientos, les basta a menudo con información superficial y no contrastada. El sistema-mundo se apoya en las nuevas herramientas tecnológicas no para compartir “un saber”, un saber “cómo hacer”, sino que dificultan la comprensión y alcance de estas tecnologías a unos pocos expertos y dejan al usuario con las capacidades más básicas de “navegación”. Así, tanto los contenidos quedan supeditados en muchas circunstancias por intereses comerciales o ideológicos, como limitadas quedan formas de navegación “profunda” en la red, o su manejo de manera que eludas la presencia invasiva de la publicidad y la propaganda. También ha cambiado las relaciones entre docentes y alumnos en los ciclos tanto obligatorios como voluntarios. La burocratización, la imposición cada vez más feroz de un modelo “utilitarista” y especializado en una materia, que descarta lo que se llama “cultura general” así como “conocimiento profundo” de la realidad, o la recuperación de brújulas que ayuden a orientarse y buscar cada uno su lugar en un mundo líquido y tan rápidamente cambiante que uno se desactualiza o pierde con facilidad nos invita a presentar estos nuevos mapas.

¿Qué tiene de diferente con respecto a otras colecciones/libros?

Esta colección de libros va a exponer las muy diversas formas de conocimiento que ha desarrollado el ser humano, no desde la superespecialización en una materia, sino desde un estudio holístico, pluridisciplinar. Se aborda e incentiva el pensamiento complejo y lateral, pero con una clara vocación de legibilidad, claridad y precisión en los contenidos, en las propuestas. No hay cabida al dogmatismo, mesianismo, ortodoxia. Son libros orientados al pensamiento de la comunidad, al disenso, a recuperar las tertulias y conversaciones con el ánimo vivaz de aprender todo lo que este nuevo siglo con sus grandes avances en ciencia, tecnología, comunicaciones, artes y saberes filosóficos, antropológicos, culturales nos van desvelando las mentes más inquietas, agudas e independientes de instituciones públicas o privadas. Libros para disfrutar en solitario, pero no para dormir en una estantería, sino para generar conversación, disenso, encuentro con los otros, deliberaciones, opiniones con bases solventes, escepticismo y revisión de los clichés, prejuicios o informaciones imprecisas o tergiversadas por intereses ajenos al bien común y a la libertad humana. Libros para gozar aprendiendo, descubriendo, ahondando en los caminos del saber más interesantes e inexplorados. Son libros para “el placer de leer”, que diría Roland Barthes. Y para conocerse y conocer al otro mejor, como nos ofrece Clarisse Lispector. Libros para dar una alternativa a la cultura de la violencia, la guerra, el patriarcado, como bien propusiera ya en su día Virginia Woolf en Tres guineas, por ejemplo.

¿Por qué es importante publicar libros como estos?

Resulta increíble y es muy alarmante que en la actualidad se trate de quitar asignaturas como filosofía, música o literatura de la formación básica o de reducirlas al mínimo en los estudios superiores. Denota el interés que tienen algunas fuerzas económicas o políticas en aborregar e insensibilizar a las personas. Creo que el gran reto para mejorar la sociedad pasa por que la gente corriente tenga acceso al conocimiento, que está cambiando drásticamente la sociedad así como el planeta. Sociedad y planeta, sin ánimo de ser catastrófico ni pesimista, sino un mero observador, están en el momento histórico de mayor peligro de extinción o deshumanización radical. Los estilos de vida alienados, el desastre ecológico sin parangón, las políticas nutritivas, las psicopatologías sociales por el modo de vivir tan acelerado, desprovisto de sentido y dignidad, hacen que este tipo de libros sean necesarios desde las comunidades vecinales y barrios hasta para los profesionales de la docencia. Estos libros miran hacia el “presente futuro”, pero también aspiran a ser retratos del paisaje heterogéneo y bellísimo pero casi desconocido de la inteligencia humana aplicada a preguntarse y tratar de orientarse en este trepidante siglo. Es importante publicar libros como estos para que el lector, el ciudadano, tengan mayores posibilidades de empoderarse de su vida y de sacar el mayor potencial a su inteligencia múltiple, con lo que se deberían mejorar las relaciones yo-tú, así como el cuidado del planeta o del propio cuerpo de cada uno de nosotros.

¿Consideras que hay algún motivo por los que la sociedad no se plantea lo que tratáis en los estudios culturales?

Evidentemente, ”pensar” en su sentido profundo, libre y crítico hoy en día es el gran tabú. Por decirlo de manera gráfica y sencilla, en un nuevo mundo de “Faraones”, los esclavos y mano de obra, cuanto más ignorantes, más sumisos y manejables. Siempre la cultura popular, así como la alta cultura, han tratado de liberar al ser humano, mientras que las súper estructuras, las grandes organizaciones, los imperios, las multinacionales han tratado de domesticar y controlar a la masa. La sociedad actual es muy agresiva con todo lo que suponga “ser compasivo, generoso, sensible, empático, autónomo, solidario, pacífico”. Estos estudios van en contra de la cultura masiva y del intento del Poder capitalista hegemónico por producir generaciones cada vez más incultas, aborregadas, apáticas y violentas. Diríamos que, en palabras de Laura Giordani, “no bastará con la poesía; habrá que tener además los huesos livianos de los pájaros”. Podemos sustituir o complementar la palabra poesía con un saber sobre ciencia, tecnología, pensamiento deliberativo, humanístico…

EDITORIAL GRUPO 5

¿Qué queremos cambiar o producir en el lector con esta colección?

El goce. Nos gustaría que se recuperase la “curiosidad” por aprender, pensar libremente, tomar conciencia de sí y de la otredad, degustar la complejidad del mundo, la realidad y la cultura sin complejos, ni miedos, ni restricciones. Que los ciudadanos puedan tener herramientas para situarse, valorar y actuar como consideren mejor desde unas bases de conocimientos que se vienen restringiendo a una muy pequeña comunidad de especialistas, o a los equipos privados de investigación de las multinacionales. También se controla y manipulan tendencias de opinión en cualquier área de información social, cultural, política o histórica por intereses de diferentes grupos mediáticos y de poder. Es por todas estas cuestiones que precisamos compartir con el mayor número de ciudadanos los nuevos modos de aprender y los avances, descubrimientos, y sus implicaciones. Solo elevando el nivel formativo de las personas, y sensibilizando hacia valores éticos y cívicos de buena convivencia y respeto y protección de la naturaleza, tendremos posibilidades de acabar este siglo en condiciones dignas. Sería muy triste que, entre los neofanatismos, las ideologías extremas y alienantes, la separación cada vez mayor entre el saber y el pueblo, repitiéramos errores del pasado, genocidios, incrementos en vez de decrecimientos de las guerras y guerrillas esparcidas por todo el mundo, hambrunas aún mayores a las actuales, etc.

Nuevos mapas del siglo XXI pretende aportar su grano de arena a otros proyectos culturales en otras zonas del planeta o de otro modo planteados en nuestro país, como es el proyecto liderado por Amelia Gamoneda, con ILICIA, por ejemplo. Lo va a realizar usando el texto como un pretexto para generar pensamiento singular y horizontal, comunitario e individual, reforzando la base social desde la que ir construyendo un futuro mejor para la inmensa mayoría. Como dice Arturo Borra, ”vivimos en la era del cinismo” donde los que más información, recursos y poder manejan, tratan de privar al resto de la sociedad de los mismos. Concentran información, conocimientos, y la ocultan. Nuestro objetivo es difundir la información más veraz, un sano escepticismo científico y una sensibilidad vía las artes que le permitan a cada uno de nuestros lectores sacar lo mejor de sí, de su inteligencia múltiple, de su ser integral. Un ciudadano es más libre y justo en la medida en que se le han facilitado una formación, educación e información que estimulen sus áreas creativas, intelectivas y de empatía y solvencia emocional para mantener comportamientos que preserven su integridad y salud así como la de su comunidad. Que el lector devore textos y se alimente y fortalezca y no al revés, que los textos o cultura devoren al hombre, lo debiliten, los fraccionen y separen, lo enfrenten a sus congéneres, a la naturaleza, a la vida. Creo en “la salud de los vínculos” y esta se produce desde una mínima base. Una eticidad de mínimos compartible por todos, una sensibilidad, criterio y conocimientos para aprender a apreciar y valorar seres, cosas e ideas por uno mismo. Nos jugamos ya no el mañana, sino este presente tan vulnerable, tan acosado, tan huérfano. Crear y trazar mapas que unan, expongan posibles alternativas para gozar de la vida de manera más plena, menos errada que en el pasado. La revolución que está sin darse en la humanidad es una revolución espiritual o de inteligencia trascendental e íntegra, como prefieran llamarlo, una revolución de la consciencia de nuestro lugar y cómo hacerlo más habitable. Aprendamos de verdad a gozar, a compartir, a explorar las posibilidades de esta ahoridad por un lado vertiginosa y densa, por otra, interesantísima y con gran potencial sanador y fraterno. O la sociedad madura y crece en integridad, conciencia, saber y compasión o la alternativa es inimaginablemente insufrible.

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