Hoy hablamos de «El Dolor» con Marta Redondo y Leticia León

13 julio 2016

Leticia León y Marta Redondo son las autoras de El Dolor, un libro de la colección Psicología, bienestar y salud de la Editorial Grupo 5. Con ellas hemos podido conversar sobre las claves del libro.

¿Por qué decidisteis escribir un libro sobre el dolor?

Todos experimentamos dolor en distintos momentos de nuestra vida, pero en algunas ocasiones este se cronifica, afectando de modo importante a la calidad de vida. Es especialmente importante que el paciente encuentre herramientas que le ayuden a manejarlo del mejor modo posible, y a reducir la discapacidad asociada. Hemos intentado escribir un libro útil, poco teórico y con muchos ejemplos que ayuden a los pacientes a mejorar en todos los aspectos importantes del día a día, incluyendo los que frecuentemente son olvidados, como la sexualidad.

¿Qué es el dolor?

El dolor es un fenómeno muy complejo, en el que participan diversas variables que van más allá de la gravedad de la lesión o del daño del tejido sufrido, pudiendo incluso aparecer en ausencia de dicho daño.

¿Cómo se pueden clasificar los distintos tipos de dolor?

En función de su duración (agudo o crónico), en función del trastorno que lo provoca, o en función de su localización anatómica.

¿Cómo afecta el dolor crónico en los diferentes aspectos de la vida de una persona?

Supone una alteración importante de la calidad de vida de la persona, un cambio en las relaciones familiares y con amigos y habitualmente además unos costes económicos importantes.

¿Qué repercusión tiene el dolor crónico en la sociedad y su economía?

El impacto económico del dolor es uno de los más elevados dentro de los problemas de salud. Los costes del dolor son directos e indirectos. Respecto a los directos (personal y material sanitario, productos farmacéuticos, otras pruebas médicas, traslados de pacientes, ortopedia, gastos generales y administrativos, etc.) son difíciles de cuantificar a escala global. A estos hay que sumar los costes indirectos (especialmente absentismo laboral o la incapacidad absoluta o total). En España, los costes asociados al dolor suponen un gasto de más de 3.000 millones de euros anuales, lo que implica un 2,5% del PIB de nuestro país. Hay que tener en cuenta que estos datos sólo se refieren a la población activa o en edad para trabajar, por lo que quedan fuera niños, amas de casa o ancianos, que son precisamente el grupo que más gastos directos genera.

En vuestro libro habláis de la importancia del factor psicológico en la persistencia del dolor. ¿Hasta qué punto es importante?

La depresión puede predecir o explicar la presencia de mayores niveles de dolor ya que parece producir una disminución en el umbral de dolor y en la tolerancia al dolor. La ansiedad ante la posible presencia del dolor lleva a los pacientes a estar más alerta hacia cualquier síntoma físico que pueda estar relacionado con problemas de salud, es decir les lleva a un estado de hipervigilancia hacia el dolor o hacia cualquier estímulo doloroso. Además los pacientes con dolor crónico presentan un mayor rasgo de ira que la población normal sana, que se relaciona con un peor curso de su patología (más dolor y discapacidad) así como con un deterioro en sus relaciones sociales, familiares e incluso en su atención médica. Además las diversas formas usadas por los pacientes para afrontar o ajustarse al dolor, resultan básicas a la hora de entender la gran variabilidad que existe entre unos y otros en su habilidad para funcionar correctamente con él y mantener una buena calidad de vida. Las estrategias de afrontamiento más pasivas o evitativas y con determinadas características de personalidad presentan mayores niveles de dolor.

Teniendo en cuenta todos los factores que influyen en el dolor, ¿cómo se evalúa el dolor?

La información que el propio individuo que sufre dolor nos facilita constituye probablemente el mejor indicador del mismo y sin duda es esencial en el proceso de evaluación. Además de la entrevista, los instrumentos más utilizados en la evaluación del dolor son sin duda las escalas que reflejan la respuesta del paciente al ser interrogado sobre la intensidad de su dolor. Existen cuestionarios más completos que evaluaran las múltiples dimensiones de la experiencia de dolor, con el objetivo de integrar datos de diversa naturaleza: médica, psicológica y conductual.

En el dolor crónico es habitual también el uso de diarios de dolor que registran no sólo la presencia del mismo y su intensidad, sino también factores asociados, como la situación, emociones, pensamientos o conductas.

¿Cómo se puede tratar el dolor crónico? ¿Cuáles son las técnicas que se utilizan?

El abordaje actual sigue un modelo que llamamos biopsicosocial. Desde este modelo se entiende que la experiencia de dolor va a resultar de la interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales. De modo que, para un correcto abordaje del mismo, todos estos factores deben ser evaluados y en el caso de estar influyendo negativamente, deben ser correctamente tratados. Esta naturaleza multifactorial del dolor hace que en la actualidad su abordaje deba hacerse desde una perspectiva multidisciplinar, algo que en nuestro país está aún lejos de instaurarse. Algo empieza a hacerse, pero desde luego no de un modo sistematizado. Los programas cognitivo conductuales que se han mostrado eficaces en el tratamiento del dolor suelen incluir técnicas de desactivación fisiológica (respiración y relajación); técnicas cognitivas (modificar esta forma inadecuada de interpretar la situación para que se den conductas y emociones más adaptativas) y técnicas conductuales (evitando las conductas de dolor y restaurando las actividades diarias).

¿Qué herramientas aporta este libro para que las personas con dolor crónico puedan hacerle frente en su día a día, incluso en temas tan poco abordados como la sexualidad?

La experiencia de dolor y su mantenimiento en el tiempo suelen asociarse con la aparición de problemas de discapacidad. La discapacidad se considera crónica cuando el paciente tiene que modificar de forma permanente sus actividades habituales, entre ellas la vida laboral, las relaciones de familia y ocio e incluso la sexualidad. En este libro se proporcionan herramientas sencillas y concretas para que el paciente pueda trabajar en casa todos los ámbitos del dolor y la discapacidad arriba mencionados, con el objetivo de recuperar su calidad de vida.

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