El suicidio ha sido como un lugar inhóspito donde nadie quiere entrar ni que entren. Sin embargo, cada vez escuchamos más esta palabra y cada vez la asimilamos con más facilidad gracias a la información que recibimos y que contribuye a borrar muchas etiquetas negativas que bordean al suicidio.
Aun así, muchas veces nos encontramos con que no somos responsables del todo en torno a este tema, bien por, de forma torpe, rebajar la importancia o porque quizás, aun recibiendo toda esa información, creemos que solo afecta a unos pocos y que en nuestro entorno es imposible, como se tiende a pensar en cualquier proceso vital complejo.
Hablar del suicidio de forma responsable debería ser un compromiso a todos los niveles, pues quitarse la vida conlleva un sufrimiento que es imposible entender. Nadie quiere morir, sino dejar de sufrir, señalaba Mª Esther Cantero en su post sobre el estigma del suicidio, un post que nos indicaba que en España ocurrían 11 muertes al día por esta causa y que este es la primera causa de muerte no natural entre las edades de 14 a 29 años, a propósito del lema y objetivo del Día Mundial de la Salud Mental 2023, enfocada en los jóvenes.
Con motivo del Día Mundial del Suicidio, 10 de septiembre, desde Grupo 5 compartimos la jornada “Hablemos: hacia la prevención del suicidio” celebrada el 15 de junio en Vitoria. Una jornada donde políticos, profesionales de diferentes áreas y experiencias en primera persona, nos situaban en la responsabilidad de hablar sobre el suicidio buscando respuestas y formas de prevención para que esa cifra disminuya considerablemente. Hablemos desde la prevención, la detección y la atención.