Un consejo, solo uno, para los imprescindibles de Grupo 5: Usad protector solar

Por Guillermo Bell - Presidente ejecutivo
2 julio 2020

Vivimos en momentos de incertidumbre. No estamos seguros de qué va a pasar mañana y mucho menos pasado mañana. Los científicos, los políticos y los medios de comunicación se afanan por describirnos cómo será el futuro en la fase post-Covid o en la fase de rebrote del Covid. Y no dejan de darnos órdenes no siempre coherentes entre sí. Como ha explicado algún periodista, las mascarillas empezaron siendo un rasgo de paranoia en quien las llevaba; siguieron siendo un engaño letal que creaba una falsa sensación de seguridad; pasaron a ser una interesante precaución para quien pudiera conseguirlas; continuaron siendo un equipo preventivo muy recomendable; y ahora son un salvavidas obligatorio que conlleva importantes multas si no se utiliza. Todo ello en el transcurso de muy pocas semanas.

No nos dejemos utilizar por los consejos de pretendidos sabios. Tratemos de vivir el presente. Enfoquémonos en nuestros «momentos de vida». Porque como escribió Mary Theresa Schmich, y ha probado esta crisis: No te preocupes por el futuro. O preocúpate, pero sabiendo que preocuparte es tan efectivo como tratar de resolver una ecuación de álgebra masticando chicle. Los problemas que realmente tienen importancia en la vida son aquellos que nunca pasaron por tu cabeza, de esos que te sorprenden a las cuatro de la tarde de un martes cualquiera. Si te gusta esta idea mira este vídeo donde aparece más desarrollada con una moraleja muy inteligente: olvídate de los consejos de los demás y, si tienes que creerte alguno, que sea solo este: podrás o no usar mascarilla pero sí o sí ¡usa protector solar!

En estos días coinciden dos hechos importantes y muy diferentes que hemos decidido conectar en Grupo 5. Por un lado, se cumplen 32 años desde que se creó la compañía por sus tres fundadoras iniciales. Por otro, ha finalizado el estado de alarma y el confinamiento general decretado por el Gobierno el pasado mes de marzo.

Las semanas de confinamiento, especialmente las primeras, pusieron a prueba la capacidad de nuestra organización para seguir atendiendo las necesidades de las personas que cuidamos en nuestro día a día y también para dar respuesta a nuevas emergencias sociales. Ambos objetivos los hemos conseguido con una nota razonablemente buena. Es cierto que las primeras semanas fueron muy complicadas porque tuvimos un desabastecimiento general de algunos equipos de protección y recibimos decenas de instrucciones por parte de las autoridades públicas que debíamos cumplir diariamente, no siempre coherentes entre sí. Y en nuestros centros y servicios tuvimos todo tipo de casos: la mayoría de recursos se mantuvieron abiertos con todo el personal teniendo que acudir a su puesto de trabajo dando el 150%, pero también tuvimos servicios que pasaron a teletrabajo inesperado y obligatorio y otros que nos obligaron a cerrar temporalmente. Y a la vez tuvimos que poner en servicio varios dispositivos de emergencia en Madrid, Valencia y Tenerife, ampliando mucho la atención de emergencia social para sus respectivos Ayuntamientos en los momentos más críticos de la pandemia. Fueron momentos trágicos para muchos, especialmente para los que sufrieron directamente la enfermedad de manera directa, y extremos para todos, sacando como ocurre siempre en estas situaciones límite lo mejor de cada uno de nosotros.

Nada de todo lo que hicimos habría sido posible sin el compromiso y la profesionalidad absolutamente admirable de los trabajadores de Grupo 5. Cada uno en su centro y servicio, en su puesto de trabajo concreto, hicieron todo lo que estaba en su mano para aportar lo necesario para mantener nuestro servicio con las administraciones públicas y con cada una de las personas a las que atendemos. Un trabajo que, como ocurre con los profesionales de servicios sociales de todas las organizaciones, públicas, privadas o del tercer sector, no está reconocido suficientemente en nuestra sociedad. Nuestros profesionales no han recibido aplausos a las ocho de la noche ni les han agraciado con ningún premio Princesa de Asturias. Pero tienen el mismo mérito que los profesionales del sector sanitario. Porque han asumido los mismos riesgos y se han volcado a servir con la misma intensidad que ellos, contando casi siempre con menos medios.

Por eso, aprovechando esos dos hechos que comentaba al principio, el aniversario de nuestra empresa y el fin del estado de alarma, hemos decidido hacer un pequeño acto de homenaje interno a todo nuestro personal. Un homenaje común porque hemos conseguido salir de esta situación excepcional unidos de manera colectiva, que se ha demostrado que ha sido una forma de encarar la tragedia mucho más fuerte que sólo la suma de los esfuerzos individuales. Para ello, además de facilitar una pequeña celebración en cada centro o servicio con todo su personal, hemos editado el libro IMPRESCINDIBLES. Un libro que trata de ser un reconocimiento personalizado a cada centro y servicio y un reconocimiento individual también a todos y cada uno de los profesionales que tanto se esforzaron durante estas semanas tan duras. Un homenaje imprescindible para profesionales imprescindibles.

A partir de aquí la vida sigue. No sabemos cuál será la siguiente etapa, relacionada o no con el coronavirus. Pero tenemos que continuar trabajando, con prudencia pero sin parar. Y tenemos que continuar viviendo momentos de vida. Porque somos imprescindibles para todas las personas vulnerables a las que atendemos. Y, de verdad, si tenemos que seguir algún consejo, que sea solo este: usemos protector solar.

Versión adaptada del artículo publicado en Chicago Tribune el 1 de junio de 1997 por Mary Theresa Schmich para la canción «Everybody’s free (to wear sunscreen)»

Si yo pudiera ofrecerte sólo un consejo para el futuro, sería que uses protector solar.
Los beneficios a largo plazo del protector solar han sido probados por los científicos, mientras que mis consejos se basan en mi vaga experiencia.
Estos son mis consejos:

Disfruta de la fuerza y la belleza de tu juventud. Oh, no importa. Nunca entenderás la fuerza y la belleza de tu juventud hasta que se hayan marchitado. Pero créeme, en 20 años cuando veas fotos viejas tuyas comprenderás de una forma que ahora no puedes comprender cuántas posibilidades tenían ante tí y lo fabuloso que realmente eras.
Tú no estás tan gordo como imaginas.
No te preocupes por el futuro. O preocúpate, pero sabiendo que preocuparte es tan efectivo como tratar de resolver una ecuación de algebra masticando chicle.
Los problemas que realmente tienen importancia en la vida son aquellos que nunca pasaron por tu cabeza, de esos que te sorprenden a las cuatro de la tarde de un martes cualquiera.
Haz todos los días algo que temas.
Canta.
No juegues con los sentimientos de los demás. No toleres a las personas que no sean consideradas con los tuyos.
Relájate.
No pierdas tu tiempo con celos. A veces se gana, otras se pierde.
La carrera es larga y, al final, sólo compites contigo mismo.
Recuerda los elogios que recibas. Olvida los insultos. Pero si consigues hacerlo, dime cómo lo has conseguido.
Guarda tus viejas cartas de amor. Tira tus viejos extractos bancarios.
Estírate.
No te sientas culpable si no sabes bien lo que quieres hacer con tu vida. La gente más interesante que he conocido no sabía que hacer con su vida a los 22 años. Algunas de las personas más interesantes que conozco tampoco lo sabían a los 40.
Toma mucho calcio.
Cuida tus rodillas. Notarás la falta que te hacen cuando empiecen a fallarte.
Quizás te cases, o quizás no. Quizás tendrás niños, o quizás no . Quizás te divorcies a los 40, quizás bailarás el vals en tu 75 aniversario de boda.
Hagas lo que hagas no te enorgullezcas ni te castigues demasiado por ello.
Optarás por una cosa o por otra. Las demás personas también lo harán.
Disfruta de tu cuerpo. Usalo en todas las formas que puedas. No temas lo que puedan pensar otras personas de eso, es el mejor instrumento que jamás llegarás a poseer.
Baila, aunque tengas que hacerlo en el salón de tu casa.
Lee las instrucciones, aunque no las sigas.
No leas revistas de belleza. Sólo sirven para hacerte sentir feo.
Aprende a entender a tus padres. Cuando no estén será tarde para hacerlo.
Se bueno con tus hermanos. Ellos son el mejor vínculo con tu pasado y las personas que con mayor probabilidad te acompañarán en el futuro.
Entiende que los amigos van y vienen, pero hay unos pocos a los que debes aferrarte con cariño.
Esfuérzate en no desvincularte de algunos lugares y personas, porque mientras más viejo seas, más necesidad tendrás de la gente que conociste cuando eras joven.
Vive alguna vez en la ciudad de NuevaYork, pero vete antes de que te endurezca.
Vive alguna vez en el norte de California pero vete antes de ablandarte.
Viaja.
Acepta ciertas verdades ineludibles: los precios subirán. Los políticos flirtearán. Tú también envejecerás. Y cuando lo hagas, fantasearás con que cuando eras joven los precios eran razonables, los políticos eran honestos y los niños respetaban a los mayores.
Respeta a tus mayores.
No esperes que nadie te mantenga. Quizás tengas una herencia. Quizás tengas una pareja rica. Pero nunca sabrás cuánto durarán.
No te hagas muchas cosas en el pelo, si no cuando tengas 40 años parecerá como de 85.
Ten cuidado con los consejos que te den, pero se paciente con aquellos que te los dan.
Los consejos son una forma de nostalgia. Darlos es una forma de buscar restos del pasado, limpiándolos, pintando sobre las partes feas y reciclándolos por más de lo que valen.

Pero hazme caso en lo del protector solar.

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